Francia se ha visto sacudida por una ola de protestas violentas por la muerte de un joven de 17 años a manos de un policía cerca de París. La muerte de este adolescente de origen argelino ha llevado a las calles a miles de ciudadanos en protesta por los perjuicios raciales, dando paso a manifestaciones violentas en las que se ha destrozado mobiliario urbano, patrimonio y todo tipo de vehículos. De hecho, varios camiones dedicados al transporte de mercancías por carretera han sido atacados gravemente.

Uno de los primeros casos de ataques contra camiones y transportistas ha tenido lugar en la zona de Goussainville, cuando un conductor que se dirigía hacia Lille fue atacado por una turba de jóvenes violentos. Más de una veintena de personas comenzaron a lanzar piedras y todo tipo de pirotecnia contra el camión. El conductor fue obligado por la fuerza a abandonar el vehículo, el cuál fue trasladado hasta el centro de la ciudad para posteriormente ser quemado.

Otro camión de transporte de mercancías por carretera fue apedreado por un grupo de manifestantes violentos en el distrito de Flowers de Grasse. Por suerte, el chófer no resultó herido y el camión no pudo ser interceptado pese a los intentos de una treintena de jóvenes por hacerse con el control de este camión frigorífico que transportaba alimentos. Pese a los desperfectos en el frontal y la luna del vehículo, este percance pudo resolverse rápidamente sin tener que lamentar daños mayores.

Con todo, es otra muestra de cómo los conductores profesionales se han visto atrapados en esta ola de violencia que mantiene las ciudades francesas paralizadas. Otro camión Volvo FH fue pasto de las llamas después de que los manifestantes obligaran al conductor a abandonar el vehículo en Le Bourget, en los suburbios al norte de París. Otro buen número de camiones también han sido pasto de las llamas cuando se encontraba parados en el área metropolitana de París.