La pandemia de COVID-19 ha creado un nuevo escenario en el sector del transporte de mercancías por carretera. Sin embargo, los gobiernos de los distintos Estados miembro de la Unión Europea no parecen haber aprendido nada durante la fase más crítica de la crisis sanitaria, ya que la segunda ola de contagios por coronavirus está provocando los mismos problemas que ya se dieron meses atrás dentro del sector. Así lo denuncia la Unión Europea de Transportistas por Carretera (UERT) y otras organizaciones del sector ante la falta de armonía entre las medidas tomadas por cada país.
Por esta razón, la UERT junto a otras organizaciones europeas del transporte y de otras áreas como la agricultura, el comercio o el ferrocarril han dirigido una Declaración conjunto a la Unión Europea con el fin de que se realice un tratamiento armonizado y previsible de la crisis del COVID-19. El objetivo es que las medidas que se tomen para controlar la pandemia y el desarrollo de todas y cada una de las actividades económicas y sociales sean similares en cada Estado miembro, evitando así que los profesionales de cada sector se encuentren tantas normativas distintas como países forman la Unión Europea.
La notable descoordinación que existe en el sector del transporte de mercancías por carretera está provocando que chóferes y empresas no puedan completar sus servicios con la eficiencia habitual en pos de cumplir la normativa de cada país. Y es que en este aspecto, las medidas unilaterales que se han tomado desde el Ejecutivo de los distintos Estados miembro han provocado que el mercado único europeo sea menos único que nunca. Mayor burocracia, medidas contrapuestas y la ausencia de una libre circulación en el espacio Schengen han alimentado esta difícil situación.
Desde la UERT y el resto de organizaciones recalcan que, desde el apoyo pleno a las medidas tomadas para contener la propagación del COVID-19, se debe buscar un marco común de actuación que limite al máximo las restricciones irrazonables que puedan alterar la cadena de suministro y el abastecimiento de productos básicos. Desde este punto de vista se piden procedimientos y calendarios comunes, criterios armonizados para activar las restricciones o desde donde se aplican las mismas y la definición común de lo que es una crisis de salud y las restricciones fronterizas que implica.