Todo arrancó como una pequeña movilización de decenas de transportistas polacos instigados por algunas asociaciones de transporte del país. Sin embargo, el movimiento de bloqueo en la frontera de los camiones ucranianos ha ido ganando peso desde que se inició a principios de la semana pasada. Los transportistas polacos consideran que las concesiones de las que disfruta el transporte ucraniano por la guerra crean una situación de competencia desleal, por lo que ha decidido bloquear la entrada de camiones ucranianos al país en los tres puntos fronterizos entre ambas naciones.
Como decimos, la bola se ha ido haciendo más grande y los transportistas polacos han logrado su objetivo, bloquear por completo el transporte ucraniano que utiliza Polonia como vía de acceso al resto de la Unión Europea. En el paso fronterizo de Hrebenne la situación es caótica y se acumulan camiones ucranianos formando una cola de más de 40 kilómetros de largo. En este escenario, el tiempo estimado para cruzar la frontera es de una semana. La situación no es mucho mejor en los otros dos puntos fronterizos.
Se calcula que las acciones de los transportistas polacos han logrado bloquear a más de 20.000 camiones ucranianos, aunque muchos de ellos han desistido de cruzar la frontera y han vuelto a sus puntos de origen. En este sentido, el transporte polaco se mantiene firme y ha asegurado que no va a permitir que los camiones ucranianos entren en el país como vía para exportar cereales y venderlo dentro de suelo polaco a precios más bajos que los propios productores locales.
Los organizadores del bloqueo en Polonia aseguran que seguirán con estas acciones al menos hasta finales de año, permitiendo en todo caso el paso de coches y autobuses. Una situación en cualquier caso que agrava las ya de por sí tensas relaciones entre Polonia y Ucrania. Si bien al inicio del conflicto bélico de Ucrania con Rusia desde Varsovia se apoyó a la causa croata, el desacuerdo sobre las exportaciones de cereales está provocando un alejamiento entre ambas partes.