Un reciente estudio de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) señala que el gremio de los empleados del transporte ha sido uno de los más castigados por los efectos de la pandemia de COVID-19, tanto por los confinamientos y restricciones que causó la crisis sanitaria como por los efectos económicos que aún se dejan sentir. En este punto, las mujeres presentes en el sector del transporte de mercancías y viajeros por carretera se han visto especialmente afectadas.

Como suele ser común en este tipo de crisis a nivel global, las repercusiones no son iguales en todas las regiones y países, como tampoco entre distintos sectores. Sin embargo, el transporte por carretera ha sido duramente azotado en todas las partes del mundo y sus trabajadoras lo han sufrido especialmente. Una circunstancia que ha sido especialmente grave en las regiones de África Central y África Occidental, área geográfica en la que las mujeres han sido obligadas a asumir de nuevo tareas domésticas, perdiendo sus privilegios laborales.

El gran problema que señala este informe es que las repercusiones de la pandemia en el sector transporte y en sus mujeres trabajadoras en ciertas áreas del mundo pueden tener un efecto a largo plazo y conducir a la exclusión sistemática de la mujer. Una cuestión a tener en cuenta, ya que de por sí el transporte por carretera es un sector en el que la mujer tiene muy poca presencia, sobre todo si miramos al gremio de las conductoras profesionales de camión.

Ante esta situación, el informe contiene cuatro recomendaciones urgentes que facilitarán la colaboración de sindicatos y Gobiernos para corregir las repercusiones de la pandemia en las trabajadoras del transporte, integrarlas de nuevo en la actividad y revalorizar su papel dentro del sector. Medidas que buscan abordar cuestiones con las que garantizar la igualdad de género y priorizar la perspectiva de género en las políticas de gestión de crisis.