La escasez de conductores profesionales en el transporte europeo y español es cada vez más palpable. Las empresas buscan soluciones, a veces desesperadas para cubrir sus vacantes, dibujando un escenario complejo. De hecho, las compañías europeas ven en los trabajadores de terceros países -de fuera de la Unión Europea- una alternativa con la que cubrir esta falta de conductores. Sin embargo, los sindicatos europeos rechazan esta opción por las graves consecuencias que puede tener para las condiciones laborales de estos chóferes.
Incluso si la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, parece estar a favor de esta posible solución, los sindicatos rechazan por completo la opción que se propone desde Europa y que pasa por facilitar la contratación de trabajadores de terceros países para sectores estratégicos como el transporte de mercancías por carretera. De hecho, los grandes sindicatos europeos han reaccionado duramente contra esta iniciativa y han remitido una carta al presidente de la Comisión para recriminar esta postura.
ETF como gran sindicato del transporte europeo ha expresado que la solución de Ursula von der Leyen «no ataca las causas principales de este problema que son las malas condiciones laborales. Lo único que hace es abrir el explotador mercado laboral del transporte europeo a trabajadores de terceros países. La liberalización del mercado europeo ha permitido el desarrollo de un sistema laboral en el que el transporte se concibe como una especie de moderna esclavitud, especialmente con los trabajadores de terceros países«.
La federación sindical europea ha dejado clara su postura al remarcar que «el foco del debate está en la falta de trabajo decente y no en el número de profesionales que hay disponibles. Por este motivo, la Comisión Europea debe dar respuestas concretas y dirigidas a mejorar las condiciones de trabajo existentes para que la labor de los transportistas se pueda llevar a cabo de manera decente».