La maquina propagandística ha comenzado. El modelo de pago por uso de las autovías, ya sea a través de una ‘viñeta’ anual o por paso por las vías de alta capacidad de la Red de Carreteras del Estado no sólo el sistema a seguir, sino que es totalmente necesario para el mantenimiento de las infraestructuras. Como si fuera un mantra, el Estado y sus portavoces señalan que el pago por uso es necesario para mantener las carreteras, cuando desde el Ejecutivo central saben que el dinero recaudado en las autovías no se va a destinar sólo a eso.
El Gobierno central y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana no hacen más que insistir, en boca de la ministra Raquel Sánchez y de Isabel Pardo de Vera, secretaria de Estado, de la necesidad de implantar un modelo de pago por uso de las autovías. Para tal fin se amparan en el mantenimiento de las carreteras, obviando que todo lo recaudado por este sistema de ‘viñetas’ o de peajes por uso no irá a mantener las infraestructuras y sí al ‘bote común’, paliando así la deuda que acumula el Estado en otras áreas.
Por ende, el pago por uso de las autovías no revertirá en un mejor mantenimiento de la Red de Carreteras, por mucho que la secretaria de Estado lo diga. Mientras tanto, Isabel Pardo de Vera, apela a la necesidad de tener un «debate sosegado» para que exista «un diálogo con todos los actores involucrados». Eso sí, cuando el sector transporte pide explicaciones no parece haber prisa para afrontar este diálogo, incluso si la actividad es una de las más afectadas por este proyecto de ley.
El sector transporte pide transparencia, asegurando la única realidad que existe. Todo lo recaudado en los peajes de las autovías, sea cual sea el modelo y se llame como se llame, será una fuerte adicional de ingresos públicos, pero no se utilizará en su totalidad a la reparación, mejora y ampliación de la red viaria. Al final, sólo hay que mirar los datos y durante el ejercicio 2021, hasta el mes de agosto, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana sólo ha gastado el 30% de su partida presupuestaria. Una tendencia que se repite año tras año, sin importar entonces el mantenimiento de las carreteras.