La vacuna contra el COVID-19 de AstraZeneca ha incluido una nueva variable en el calendario de vacunación contra la enfermedad propuesto por el Ministerio de Sanidad. Sin embargo, el cambio obligado en el protocolo de actuación previsto por el organismo gubernamental vuelve a dejar en el olvido a los transportistas. Un hecho que reafirma que el papel fundamental que tuvieron todos los profesionales del sector del transporte de mercancías por carretera durante la fase más crítica de la crisis sanitaria parece que se ha olvidado por completo.

La ausencia de ensayos clínicos que demuestren la eficacia o los posibles efectos secundarios de la vacuna de AstraZeneca en mayores de 55 años ha llevado al Ministerio de Sanidad a reformular el calendario de vacunación. Mientras que las vacunas de Pfizer y Moderna se reservarán para los denominados ‘grupos diana’, léase ancianos mayores de 80 años, usuarios de residencias y grandes dependientes mayores de 55 años, la vacuna que ha sido desarrollada en colaboración con la Universidad de Oxford quedará reservada a otros colectivos.

Concretamente, la vacuna de AstraZeneca se suministrará a trabajadores sanitarios que ya estaban incluidos en los grupos prioritarios, pero también a personal sanitario y sociosanitario que había quedado excluido dentro de la primera selección en función del riesgo de su exposición en el desarrollo de su actividad laboral. Esto incluye profesionales de campos como la fisioterapia y la terapia ocupacional, personal de despachos de farmacia y forenses, medicina legal, personal de servicios de ayuda a domicilio, centros de menores o centros de día y de Instituciones Penitenciarias.

En segundo término, la vacuna de AstraZeneca llegará a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad -a todos los niveles-, personal de emergencias, Fuerzas Armadas, docentes y personal de educación infantil, primaria y secundaria. Sin embargo, en este listado no hay ni rastro de los transportistas, pese a la gran exposición a la enfermedad que tienen en el normal desarrollo de una actividad que en teoría es esencial para el abastecimiento. Ese punto y su condición de posibles factores de contagio no parece ser suficiente para que el transporte esté en los grupos prioritarios de vacunación.