El precio de la gasolina y del gasóleo ha encadenado su novena semana consecutiva de subidas, con lo que acumula un encarecimiento de hasta casi el 9% en lo que va de año 2019.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina ha subido esta semana un 0,32%, situándose en los 1,261 euros, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea. De esta manera, en lo que va de año, el precio medio del litro de gasolina acumula un encarecimiento del 6,9%.
Por su parte, el litro de gasóleo ha subido esta semana un 0,24% y se ha situado en los 1,228 euros, su nivel más alto desde finales del pasado mes de noviembre. En este caso, el encarecimiento que suma este combustible en lo que va de 2019 es del 8,8%.
Ambos carburantes entraron a principios de año en una tendencia alcista, que no parece tener fin y que cortaba con una espiral a la baja que había llevado a un abaratamiento del 13%, en el caso de la gasolina, y de más del 12% para el gasóleo, desde los máximos que alcanzaron en octubre.
Con los actuales precios, el llenado de un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta unos 69,35 euros, 4,5 euros más que a principios de año, mientras que en el caso del gasóleo asciende a 67,54 euros, unos 5,4 euros más que al inicio de 2018.
La caída en los precios de los carburantes en los últimos meses del año pasado vino de la mano de un descenso en el precio de la cotización del petróleo, al igual que ha ocurrido con las subidas.
El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba en el entorno de los 67,83 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a unos 58,5 dólares.
La gasolina es más barata en España que en la media de la UE y la zona euro, donde el precio medio de venta al público del litro de combustible Euro-Súper 95 se sitúa en 1,374 euros y 1,413 euros, respectivamente, mientras que el litro de gasóleo cuesta de media 1,35 euros en la UE y 1,348 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.