La situación es insostenible y el sector agoniza. La Asociación de Explotaciones Frigoríficas, Logísticas y de Distribución de España (ALDEFE) explica que el continuo ascenso del precio de la electricidad y del combustible, recursos necesarios para poder llevar a cabo el transporte y almacenamiento de productos a temperatura controlada, hace que los costes de explotación hayan crecido un 40% durante el ejercicio 2021. El sector no sólo ha visto reducido el margen de beneficios al mínimo, sino que muchas empresas están en situación de pérdidas.
De hecho, ALDEFE estima que, si el precio del combustible y la energía eléctrica mantiene esta tendencia al alza y no hay un programa de apoyo por parte de la Administración en forma de exenciones de impuestos o de ayudas directas, la viabilidad de las empresas dedicadas a la logística del frío está en peligro, así como la normal actividad dentro del sector. La suspensión temporal o disminución de la actividad pondrá en peligro no sólo los empleos que genera el sector, sino el abastecimiento de productos refrigerados o productos farmacéuticos.
Al final, como sucede en otros subsectores del transporte, el aumento de los costes de Diésel y/o electricidad no pueden ser repercutidos a los clientes de manera directa, como tampoco en el precio de los productos congelados. El sector trabaja en muchos casos con contratos de almacenamiento a precio fijo durante periodos de diversa duración, por lo que las empresas están atadas de pies y manos. Además, la subida del precio del almacenaje y transporte refrigerado alimentaría el ascenso de la inflación y sería perjudicial para la competitividad de los productos.
La bajada del IVA del 21 al 10% y la reducción de otras tasas en la factura eléctrica durante el último semestre de 2021 y que se han ampliado hasta abril de 2022 no han impedido que las empresas hayan tenido el presupuesto en electricidad más alto de su historia. Por si esto no fuera suficiente, la Administración excluye a las explotaciones frigoríficas de la exención del 85% del impuesto eléctrico que tiene el sector industrial. Y las perspectivas no son buenas, ya que la factura eléctrica se duplicará en 2022 según las primeras previsiones más conservadoras.