Las cuentas no salen. La revitalización de la actividad en el sector del transporte de mercancías por carretera no se ve sustentada en una recuperación económica acorde. Las empresas de transporte y de logística tiene muy poco margen de beneficios ante el creciente precio de la energía. La subida en la factura del combustible, el gas y la luz frena de manera drástica el resurgir del sector, entre otras cosas porque hay escaso margen para repercutir esta subida en los clientes. Sin duda, la subida de los costes energéticos es una barrera para la actividad.
La partida presupuestaria de las empresas de transporte para cubrir los costos de combustible no deja de crecer. De hecho, desde septiembre de 2020 el precio del Diésel y de la gasolina ha crecido un 25% de media. Este desmesurado aumento supone que, en un vehículo articulado de 40 toneladas en ruta de largo recorrido, el sobrecoste sea de 1.000 euros. De hecho, las empresas de transporte aseguran que este incremento en el precio del Diésel provoca que la partida del coste operativo de un camión para combustible haya crecido en torno a un 6%.
Mientras este sobrecoste apenas puede ser repercutido en los clientes, con un aumento en el importe de los servicios de transporte medio del 0,8%, los precios del gas y de la luz alcanza máximos históricos. Si ya de por sí la situación es complicada, la elevada factura en el precio de la luz afecta especialmente a las plataformas logísticas y de transporte en frío. De hecho, la subida de la luz condiciona el trabajo de este tipo de empresas, puesto que ha subido en torno a un 40% los costes de explotación. El precio de la luz ha subido más de un 190% y hace que la rentabilidad de las empresas sea casi imposible.
Las empresas de logística en frío se ven obligadas a modificar su forma de trabajar, reducir al máximo los beneficios y repercutir parte de la subida a los precios. Sin embargo, esta solución está lejos de ser suficiente. Por último, el precio del gas también afecta al sector transporte, si bien en menor medida. Con todo, los camiones que utilizan GNL o GNC como combustible han visto como su importe ha crecido un 328% en un año. No parece la mejor forma de incentivar otras fuentes de energía en el transporte profesional este aumento de precios que a buen seguro quita las ganas a muchas empresas de renovar sus flotas para utilizar vehículos movidos por gas.