El transporte de mercancías y personas vive una difícil situación que no se solucionará a corto plazo. De hecho, las patronales del transporte consideran que la demanda y la actividad está muy lejos de recuperarse, por lo que la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19 se cobrará las aspiraciones de muchas pymes, así como muchos puestos de trabajo. De hecho, existe el miedo de que muchos de los ERTE que se dieron durante le Estado de Alarma acaben por ser ERE cuando acabe el blindaje de los trabajadores.
Pese a que los meses de verano han permitido que el transporte de mercancías por carretera, así como el transporte de pasajeros, haya recuperado ligeramente el pulso, la realidad es que hay un alto grado de pesimismo en el sector. De hecho, las patronales de transportes piensan que el otoño será muy difícil y que se dará una masiva pérdida de empleos por el cierre de cientos de empresas y la posible finalización de los ERTE por fuerza mayor en diciembre. El fantasma de los ERE está presente.
Los rebrotes de coronavirus, las nuevas restricciones locales y la crisis económica que persiste a todos los niveles sigue lastrando el transporte de mercancías, mientras que ha dejado al transporte de pasajeros bajo mínimos. Con esta perspectiva, expertos del sector consideran que el otoño va a ser muy duro ya que no hay perspectiva de que se pueda recuperar ni el empleo ni la actividad porque no hay demanda. Cada rebrote supone la paralización inmediata de la poca demanda existente y la mitad de las empresas del sector van a terminar ahogadas por las deudas.
La perspectiva no es buena. Los créditos ICO se están acabando y las moratorias de los leasing elevan la presión sobre las compañías. Un escenario con concurso de acreedores, despidos masivos y cierres de empresas no es descartable. De hecho, en el sector del transporte de pasajeros se estima que en el próximo medio año se perderán entre un 70 y un 80% de los 50.000 empleos directos que genera el sector. Por su parte, el sector del transporte de mercancías por carretera mantiene la caída de su actividad del 40-50%, lo que deja muy poco margen de maniobra para nuevas contrataciones.