El transporte de mercancías por carretera es uno de los sectores que ha sido más golpeado por la pandemia de COVID-19, tanto en términos económicos como sanitarios. Pese al descenso de la actividad, la alta movilidad de los transportistas ha puesto a muchos conductores en riesgo en los últimos meses. En esta línea, ocho de cada diez empresas del sector del transporte de mercancías por carretera reconocen haber tenido positivos en COVID-19 en su plantilla, sobre todo entre los conductores.
Un año después de la declaración del Estado de Alarma en España los efectos de la pandemia de COVID-19 todavía se hacen notar, sobre todo en sectores tan delicados como el transporte de mercancías por carretera. Y es que el 80% de las principales empresas internacionales de transporte de mercancías por carretera del país se han visto afectados por distintos casos de positivos en COVID-19 o por bajas derivadas de la enfermedad en al menos un 5% de su plantilla de conductores.
Así lo reflejan los datos de la última encuesta realizada por ASTIC entre sus empresas afiliadas. Un estudio en el que el 90% de las compañías del sector consideran que los conductores profesionales deberían estar entre los grupos prioritarios del Plan Nacional de Vacunación y que los chóferes pudieran recibir su dosis de la vacuna a la par que los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado al realizar una labor esencial para la ciudadanía y para todo el tejido económico del país.
A la situación epidemiológica dentro del sector hay que los efectos a nivel económico de la pandemia. De hecho, durante el primer año de convivencia con el COVID-19, el transporte internacional de mercancías por carretera ha disminuido entre un 8 y un 12%, según sector. Una circunstancia agravada por los efectos del Brexit, con una caída del 30% en las rutas comerciales con Reino Unido. Así, durante el ejercicio 2020, las pérdidas globales del sector en España superaron los 5.000 millones de euros, un 17% del volumen de negocio.