La segunda ola de la pandemia de COVID-19 ha provocado la aprobación de un segundo Estado de Alarma como base legal para instaurar los denominados toques de queda y otras medidas de restricción social y de movilidad. Aunque el transporte de mercancías por carretera y la distribución no están sujetos a estos toques de queda, lo cierto es que esta situación no deja de ser otra piedra en el camino de un sector transporte en el que la morosidad no deja de crecer en paralelo al desarrollo de la propia crisis sanitaria.
Desde el inicio del primer Estado de Alarma por la pandemia de COVID-19, los plazos de pago en el transporte no han dejado de crecer. En esta línea, el plazo de pago medio en el sector del transporte de mercancías por carretera ha alcanzado los 86 días en septiembre. Esta cifra es ocho días superior al plazo de pago medio que había antes del inicio de la crisis sanitaria, lo que muestra las graves consecuencias que tiene para el sector la pandemia, más allá de la reducción de la actividad que en algunos casos ha llegado a ser del 50%.
Más allá de los 86 días de plazo medio de pago en el sector transporte que se han registrado en septiembre, lo más preocupante es que el 79% de los contratos entre clientes y empresas de transporte se pagan por encima del plazo máximo que indica la ley (60 días). De hecho, el 29% de estos clientes pagan por encima de los 90 días de plazo, en lo que supone una actuación que deja al sector transporte contra las cuerdas por la falta de trabajo y de liquidez que se dibuja en la actualidad por la pandemia de COVID-19.
Donde hay muy poca variación es en los métodos de pago elegidos por los clientes a la hora de pagar los servicios prestados por empresas de transporte o profesionales autónomos, ya sea en plazo acorde a la ley o superando el mismo. No obstante, el 47% de los clientes eligen pagar mediante el confirming, mientras que el 39% optan por la transferencia bancaria. Como viene siendo costumbre, la opción del pagaré se reduce al 14% de las transacciones, mientras que el cheque vuelve a ser protagonista en menos del 1% de las operaciones.