Mientras España incrementa los peajes, Portugal elimina los de muchas de sus autopistas

Mientras en España el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana anunciaba recientemente un aumento en las tarifas de las autopistas de peaje, con incrementos que oscilan entre el 3,84% y el 5,45%, Portugal ha decidido eliminar la mayor parte de los peajes en su red de autopistas y autovías. Tras 14 años de aplicación, el Gobierno portugués ha optado por suprimir los peajes en prácticamente todas las autovías y autopistas del país vecino.

Desde ahora, en Portugal no se cobrarán las tarifas correspondientes a los conocidos “Scuts”, los peajes electrónicos que se aplicaban a todo tipo de vehículos mediante arcos instalados a lo largo de la red viaria. Esta medida, aprobada por el Parlamento portugués a finales de junio del año pasado, incluye la eliminación de peajes en todos los tramos de autopistas interiores y en aquellas carreteras donde no existen alternativas que garanticen un uso seguro y de calidad.

Esta decisión contrasta con la subida de peajes en España, llevada a cabo a propuesta de la Delegación del Gobierno en las Sociedades Concesionarias de Autopistas Nacionales de Peaje, según ha explicado el departamento dirigido por Óscar Puente.

Para los usuarios de las carreteras, la eliminación de los peajes en Portugal supone claras ventajas, como una mejora en la seguridad vial y la descongestión de la red nacional, ya que permite una redistribución más eficiente del tráfico, tanto privado como profesional, entre las carreteras nacionales y las autopistas paralelas. Los conductores pueden ahora elegir entre estas vías basándose no solo en criterios económicos, sino también en la distancia y el destino del viaje.

Cuando se eliminan los peajes en autopistas o vías rápidas, se observa un significativo traslado de vehículos particulares desde las carreteras nacionales hacia las autopistas liberadas, que cuentan con mejor trazado y permiten mayores velocidades máximas. Para los transportistas, esta medida facilita una gestión más racional del tráfico en función del destino de las mercancías, ya que los camiones, debido a sus limitaciones técnicas de velocidad, pueden optar por carreteras nacionales si lo consideran más adecuado.