El Gobierno ha dado un paso crucial en la reforma laboral al aprobar la reducción de la jornada semanal de 40 a 37,5 horas. Sin embargo, esta medida aún debe recibir luz verde en el Congreso de los Diputados, un trámite que no está garantizado, ya que el Ejecutivo no cuenta con el respaldo asegurado para su aprobación definitiva.

Esta decisión ha desatado una oleada de interrogantes, especialmente en sectores clave como el transporte, donde la aplicación de esta reducción podría alterar profundamente su funcionamiento.

Un Sector con Regulación Propia

El transporte no se rige exclusivamente por el Estatuto de los Trabajadores, sino que cuenta con una normativa específica establecida en el Real Decreto de Jornadas Especiales de Trabajo. Esta regulación distingue entre el tiempo de trabajo efectivo y el tiempo de presencia, permitiendo una mayor flexibilidad para las empresas y trabajadores del sector.

Si la reducción de la jornada laboral se aplicara de manera estricta, limitando a 37,5 horas semanales el total de tiempo trabajado por un conductor, el impacto sería devastador para la viabilidad de las empresas de transporte. La organización del trabajo, los costes operativos, los precios de los servicios y los salarios podrían sufrir transformaciones drásticas.

Diferenciando Tiempos: Trabajo Efectivo y Presencia

El Real Decreto que regula las Jornadas Especiales de Trabajo categoriza las horas laborales de los conductores en dos grandes grupos:

• Tiempo de trabajo efectivo: Actualmente limitado a 40 horas semanales, sería reducido a 37,5 horas si la medida es aprobada en el Congreso. Este tiempo incluye no solo la conducción, sino también periodos en los que el trabajador debe permanecer en su puesto sin disponer libremente de su tiempo, como la espera para carga y descarga cuando no se conoce su duración de antemano.
• Tiempo de presencia: Se mantiene en un promedio de 20 horas semanales al mes, permitiendo cierta flexibilidad. Incluye momentos en los que el conductor está disponible para retomar su actividad, como el tiempo a bordo de un ferry o tren acompañando su vehículo, la espera en fronteras o el periodo en el que un segundo conductor permanece en cabina sin conducir.

Es importante destacar que el tiempo de presencia no computa dentro de la jornada máxima ni en las horas extraordinarias, que para todos los trabajadores están limitadas a 80 anuales, salvo excepciones.

¿Cómo Quedará la Jornada de los Conductores?

En la actualidad, los conductores pueden alcanzar una jornada de hasta 60 horas semanales si se combinan el tiempo de trabajo efectivo y el de presencia. Con la posible reducción de la jornada efectiva a 37,5 horas, la estructura del sector podría cambiar sustancialmente. A menos que se introduzcan excepciones, la operativa del transporte podría sufrir una alteración drástica, afectando la logística y encareciendo los costes del servicio.

La incertidumbre se cierne sobre las empresas y trabajadores del transporte, que podrían verse obligados a renegociar condiciones laborales, ajustar rutas y tiempos de trabajo, o incluso aumentar la contratación de personal para compensar la reducción horaria, lo que supondría un incremento en los costes operativos.

Un Cambio con Consecuencias Profundas

La reducción de la jornada laboral promete mejorar la calidad de vida de los trabajadores, pero en sectores como el transporte, su aplicación podría traer consigo una ola de consecuencias inesperadas. Si el Congreso aprueba la medida sin excepciones claras, el sector podría enfrentarse a un verdadero colapso logístico, alterando desde los precios del transporte hasta la disponibilidad de productos en el mercado.

El debate está abierto y las próximas semanas serán clave para determinar el futuro de la jornada laboral y su impacto en un sector que constituye la columna vertebral del comercio y la economía del país.