Italia endurecerá las sanciones por usar el movil al volante y las multas para los conductores sorprendidos enviando mensajes de texto o hablando por teléfono se cuadruplicarán hasta alcanzar casi los 1.700 euros, y los conductores también podrían ser suspendidos entre una semana y dos meses.
Esta revisión del código de circulación afecta al uso de «teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles, tabletas y dispositivos similares que obligen a quitar las manos del conductor del volante, incluso temporalmente«.
Los infractores reincidentes recibirán una multa de hasta 2.588 euros y una suspensión de tres meses en virtud del cambio de normas previsto. Las revisiones del código de circulación aún no han entrado en vigor. El texto ha sido enviado a los ministros italianos esta semana, y los cambios serán votados por el Parlamento italiano en mayo.
Los conductores en Italia ya pueden ser multados entre 161 y 467 euros si envían mensajes de texto, llaman o utilizan móviles mientras conducen. Sin embargo, a menudo las penas se desestiman en los tribunales por falta de pruebas, lo que ha dado lugar a un aumento de las incautaciones por parte de los investigadores de dispositivos electrónicos de los conductores después de accidentes graves a fin de determinar si fueron causadas por distracciones relacionadas con el teléfono.
Si bien el número de muertes en carretera en Italia está disminuyendo lentamente, según el instituto italiano de estadísticas Istat, el uso del teléfono móvil sigue siendo uno de los principales factores de los accidentes. «Entre las conductas indebidas más frecuentes estaban la distracción, el incumplimiento de las reglas y la velocidad. Las violaciones más sancionadas del Código de Circulación fueron el exceso de velocidad, la falta de uso de dispositivos de seguridad y el uso de teléfonos móviles mientras se conduce.»
Italia tiene una de las cifras más elevadas de muertes anuales por accidentes de tráfico en Europa occidental, con 55 muertes por millón de habitantes en 2017. Esta cifra es superior a la de España, con 39,3, y mucho peor que la de países del norte de Europa como Noruega (20) y el Reino Unido (27,1).
En la actualización se han endurecido otras muchas normas de circulación, entre las que se incluyen más controles en carretera para el consumo de drogas y alcohol, y sanciones más severas para los conductores intoxicados. Quien se niegue a someterse a una prueba de este tipo corre el riesgo de ser multado con una multa de entre 422 y 1.697 euros.