La tercera ola de la pandemia de COVID-19 está poniendo de manifiesto que los gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea han aprendido muy poco, a pesar de la presión del propio organismo continental. Mientras que los países de la Unión Europea han acordado endurecer las restricciones de movilidad en el Consejo Europeo, el transporte de mercancías por carretera se ve ahogado por estas medidas y la aplicación unilateral que están llevando a cabo en los últimos días determinados países.
Aunque el Consejo Europeo ha reconocido que los conductores profesionales de transporte en la Unión Europea llevan a cabo una labor esencial, las implicaciones no son iguales según el punto de origen de los chóferes. Mientras que los transportistas de la Unión Europea no están sujetos a cumplir con las cuarentenas impuestos por los Estados miembro y tampoco están obligados a someterse a pruebas PCR, los conductores que llegan de terceros países si pueden estar sujetos a estos condicionantes a decisión del Gobierno del país de destino o tránsito.
Esta libertad de aplicación de la normativa general de la que disponen los Estados miembros fue la que provocó que Francia solicitase pruebas PCR para los chóferes provenientes de Reino Unido antes de las fiestas navideñas. Sin embargo, esto podría ser un problema menor si las cadenas de suministro entre los terceros países y los Estados miembro se interrumpen. Una consecuencia que puede estar más cerca de lo que deseable ya que se está produciendo un cierto bloqueo en las fronteras exteriores de la Unión Europea, como las que existen en Bulgaria o Turquía.
Por esta razón, la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU) solicita que los carriles verdes de la Unión Europea sean una máxima inquebrantable para asegurar así el tráfico de mercancías. A su vez, la IRU pide a los gobiernos de los Estados miembro que sean consecuentes con la recomendación del Consejo Europeo y que permitan la libre circulación de todos los transportistas, incluso si estos provienen de fuera de las fronteras exteriores de la Unión Europea. Sólo así se evitará un trato diferente y los temidos retrasos en el transporte.