El Plan de Recuperación diseñado por el Gobierno de España para hacer frente a los efectos de la pandemia de COVID-19 dará una gran importancia a la Estrategia de Movilidad Sostenible, Segura y Conectada, según ha explicado el presidente Pedro Sánchez. En este aspecto, si las palabras del líder socialista no caen en saco roto, el Plan de Recuperación tiene previsto una partida de 13.200 millones de euros para la movilidad, haciendo de este apartado uno de los más importantes en la era pos-COVID.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha avanzado algunas claves de la línea estratégica que seguirá el Ejecutivo central en la gestión de los dos fondos europeos de recuperación ‘Next Generation UE’. Con una previsión de 140.000 millones de euros en transferencias y créditos en el periodo comprendido entre 2021 y 2016, el reparto de estos fondos de origen europeo en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se realizará a partir de 212 medias, de las que 110 son inversiones y 102 son reformas.
Más allá de cifras globales, lo más interesante para el sector del transporte de mercancías por carretera es la inversión que se va a realizar en el plan de Estrategia de Movilidad Sostenible, Segura y Conectada. En este aspecto, cabe destacar que las principales inversiones de la primera fase del plan general corresponden a este apartado, sumando un presupuesto que supera los 13.200 millones de euros. De esta forma, el Plan de Recuperación reconoce de alguna forma la importancia que tiene una adecuada Estrategia de Movilidad dentro de la economía española.
Pese a la buena situación en la que queda el transporte por la partida destinada a la Estrategia de Movilidad, superior en volumen de proyectos y presupuesto a la recibida por programas para la rehabilitación de la vivienda, para la modernización de las administraciones públicas o para la hoja de ruta del 5G, lo cierto es que la desconfianza reina en el sector. Y es que al final, todo son cifras, pero estas cantidades parecen retrasarse y no llegar ante la eterna y pesada burocracia de la Unión Europea a la hora de definir el reparto a nivel institucional.