Con la concesión de la AP-7 a su paso por la región de Girona a menos de un año para su final, el Gobierno ha planteado la posibilidad de mantener algún tipo de peaje en lugar de liberalizar su uso como ha sucedido con otras autopistas y autovías o alguno de sus tramos. Con el 31 de agosto de 2021 como fecha límite para tomar una decisión al respecto, Manuel de la Rocha como director del Departamento de Asuntos Económicos de Presidencia del Gobierno ha dejado caer esta posibilidad.
El Gobierno estudiará todas las opciones de gestión para la AP-7 con el objetivo de encontrar un modelo que permite mantener el uso de las «costosas» autopistas y autovías diferente a la liberalización que se ha aplicado en otros casos. El camino a seguir según Manuel de la Rocha es tomar como ejemplo la gestión que se realiza de otras infraestructuras realizadas con el sector del transporte como son los puertos, aeropuertos o ferrocarriles. El ejecutivo trabaja en este aspecto en la posibilidad de mantener el pago de uso en la AP-7 y en cualquier otra vía de alta ocupación y capacidad por su elevado coste de mantenimiento.
Manuel de la Rocha ha señalado a ese aspecto: «Lo lógico es que los usuarios contribuyan al correcto sostenimiento de las infraestructuras de transporte. Creo que es bueno abordar este tema y entender que el pago por su uso es más progresista y justo, aunque siempre puede haber remedios para evitar que la carga de pagos recaiga de manera desproporcionada sobre los colectivos más vulnerables. Por este motivo, el proceso se abordará de manera sosegada y serena, teniendo en cuenta a las diferentes fuerzas políticas para llegar a una solución que dé respuesta al mantenimiento de estas costosas vías».
La gestión de la AP-7 cuando pase a manos del Gobierno tras la finalización de la concesión se convierte así en un tema a debatir en los próximos meses. Una cuestión que no es baladí para el sector del transporte de mercancías por carretera, ya que la AP-7 es una de las rutas más utilizadas por los chóferes para alcanzar la frontera con Francia, incluso ahora que en plena pandemia de COVID-19 muchos transportista han optado por desviarse por la ruta de Irún al no haber establecimientos de restauración abiertos.