El sector del transporte de mercancías por carretera sigue íntimamente ligado al gasóleo al no existir una serie de alternativas reales, en muchos casos, para los servicios de larga distancia. Si la movilidad eléctrica todavía no es una opción, por las limitaciones en repostajes, capacidad de las baterías y otros aspectos, el gas natural y el biocombustible poco a poco se van haciendo un espacio dentro del transporte pesado. Pese a todo, el uso de gas natural requiere una enorme inversión para convertirse en una alternativa real al diésel.
Aunque existen estudios que avalan que más del 20% del gasóleo utilizado en Europa para el transporte podría reemplazarse por gas renovable (biogás licuado) antes de 2030 -reduciendo las emisiones de CO2 en un 100%, la realidad es muy distinta. La transformación energética del transporte de mercancías por carretera para conseguir un transporte sin emisiones de carbono está sujeta a una serie de importantes inversiones para que el gas natural licuado (GNL) siga aumentando su presencia en el sector. Si bien es una alternativa realista e inmediata al diésel, requiere de una mayor expansión.
Para que la utilización del GNL sea generalizada el número de estaciones de gas licuado tiene que seguir creciendo de forma notable. Sólo así el GNL será una alternativa real al diésel en cada vez más rutas de larga distancia, toda vez que por ahora la mayoría de las estaciones de gas natural se concentran en algunas rutas muy concretas. La creación de una red estratégica de puntos de repostaje de GNL es el siguiente paso a dar para disponer de la infraestructura necesaria para los camiones que ya utilizan este tipo de energía.
Por otro lado, la energía eléctrica parece ser solución a medio o largo plazo cuando se habla del transporte de mercancías por carretera de larga distancia. Sin embargo, ya tiene un papel cada vez más importante en la distribución urbana, mientras que la tecnología eléctrica y de pila de combustible se va consolidando y ofrece autonomías cada vez más grandes. Volvo, Daimler, Hyundai o DAF son algunas de las marcas que están apostando por esta vía, siempre supeditada a la inversión en el desarrollo de las baterías y las infraestructuras de carga.