Dos meses después del inicio del Estado de Alarma por la pandemia de COVID-19 es tiempo de sacar las primeras conclusiones sobre este periodo de excepción. Así lo han hecho durante una pequeña y animada charla Manuel Pérez Carro (FROET), José María Quijano (CETM) y Nuria Lacaci (AEUTRANSMER), poniendo de relieve la situación que atraviesa el sector del transporte de mercancías por carretera y la evolución que ha tenido el mismo, así como el global de los cargadores, durante la crisis.

Pese a representar a dos partes tan diferencias del sector como son los cargadores y los propios transportistas, los tres ponentes han hecho una valoración similar en cuanto a las fases por las que ha pasado el transporte de mercancías por carretera durante el Estado de Alarma. Remarcando que la crisis ha afectado de manera muy distinta a los distintos sectores, por la propia volatibilidad de la demanda, en una primera fase se produjo un aumento en los servicios de transporte de productos alimentarios y de primera necesidad o en el propio e-commerce.

Tras este primer pico de demanda, la incertidumbre se ha apoderado de sector y de los clientes y este auge inicial ha ido traduciéndose en una caída progresiva del volumen de carga y de los servicios de transporte. Aunque hay excepciones a la regla, la tendencia general es que el volumen de carga se ha reducido hasta en un 50% y que se mantiene una tendencia de larga duración con caídas en los servicios del 20 al 30%. Con todo, Pérez Carro augura que lo peor todavía no ha llegado para el sector transporte.

De hecho, el responsable de la FROET asegura que sin ayudas al sector va a ser muy difícil que las empresas puedan retomar la actividad por la falta de liquidez. La bajada de precios por la gran oferta de camiones, unido a los gastos fijos de las empresas -combustible, peajes, leasing y pago de impuestos- hacen que la reactivación sea muy compleja. A eso hay que sumar la circunstancia de las compañías con procesos de regulación de empleo -un 42%- y los históricos problemas que afectan al sector.

La necesidad de flexibilizar los tiempos de descanso, de reducir los viajes en vacío, los peajes y otras cargas económicas o la eterna batalla por prohibir la carga y descarga de conductores y el intercambio de palets han sido temas tratados por los tres ponentes, sin que el acuerdo haya sido tan fácil entre los representantes de los conductores y la representante de los cargadores. Sea como fuere, sí ha habido un mayor consenso en la necesidad de digitalizar aún más el sector y hacerlo más atractivo para las futuras generaciones ante la falta de conductores profesionales.