El sector del transporte de mercancías por carretera vive tiempos complejos. La actividad poco más que subsiste en un escenario de incertidumbre económica. En el terreno laboral, tampoco se puede decir que las cosas vayan mucho mejor. La profesión de conductor profesional de camión no es atractiva y los datos así lo demuestran. Durante el ejercicio 2021 no se cubrieron el 10% del total de las vacantes de chófer de camión, por lo que quedaron desatendidos 425.000 puestos de trabajo.
La difícil situación económica, las condiciones laborales y la incapacidad del sector para atraer a nuevas generaciones de profesionales forman la perfecta macedonia en la que el transporte de mercancías y personas empieza a verse afectada. La cada vez más notoria escasez de chóferes no es un problema exclusivo del transporte profesional, sino que se extiende por toda la cadena de suministro y acaba por afectar a consumidores y empresas. Además, los datos provisionales señalan las vacantes sin cubrir han aumentado hasta el 14% en 2022.
Con estos datos en la mano y la experiencia de operadores logísticos, empresas de transporte y clientes, las cifras son todavía más preocupantes. Durante 2021 la escasez de chóferes de camión creció un 40%, en un escenario en el que incluso el sueldo de los conductores creció de manera notable en distintos países. Mientras tanto, la demanda de transporte supera la oferta y al final eso se traduce en un aumento de los precios, más en una situación de inflación como la actual.
Y es que la escasez de chóferes también ha puesto presión al alza sobre los salarios en un difícil equilibrio para las empresas entre ser competitivos y mantener a los pocos conductores que hay disponibles. Mientras tanto, la incorporación de nuevos profesionales y de la mujer al sector sigue siendo irrisoria. El porcentaje de mujeres conductoras de camión es de menos del 3% en Europa, mientras que la edad media de los chóferes es preocupante. Sólo el 7% tienen menos de 25 años.