Alemania, Polonia y Rumanía son tres de los grandes motores del sector del transporte de mercancías por carretera en Europa. Alemania es la gran potencia económica del continente, mientras que Polonia es un escenario atractivo para el sector por los bajos costes laborales que hay en el país. Por su parte, miles de conductores profesionales rumanos dan servicio a empresas de transporte de todos los rincones del continente. Por este motivo, estos tres países son un espejo que refleja la situación real de la actividad.
Y para ser sinceros, los datos no pueden ser más preocupantes. Mientras que a nivel europeo el déficit de conductores se acerca al 40% según un reciente estudio de la Unión Internacional de Transportistas por Carretera, en los citados países este déficit de chóferes empieza a rozar términos dramáticos. En Alemania se necesitan 90.000 conductores profesionales de camión, mientras que en Polonia se necesitan 80.000 chóferes. En Rumanía la cifra alcanza los 71.000 profesionales.
Roxana Ilies, en representación del Sindicato Nacional de Transportistas por Carretera de Rumanía, señala: «En este momento, el hecho de que la legislación rumana imponga una edad mínima de 21 años para obtener la licencia de conducir requerida para ser chófer profesional de camión pone a los transportistas rumanos en una situación de desventaja en comparación con sus competidores de otros Estados miembro».
La renovación generacional es uno de los grandes problemas que está provocando esta grave escasez de conductores, pero no es la única, ni mucho menos. La conciliación familiar es muy complicada y las condiciones laborales y salariales de los conductores profesionales no invitan a alejarse del hogar durante semanas, pese a que es cierto que en los últimos meses y debido a esta escasez de conductores los salarios han aumentado de forma considerable dentro del sector.