El sector del transporte de mercancías por carretera se enfrenta a grandes desafíos, algunos de ellos de forma inmediata por el COVID-19 y la crisis económica derivada y otros más a largo plazo. Entre estos últimos está la electrificación de la actividad. Un objetivo que necesita de la inversión de la Unión Europea a la hora de proporcionar las condiciones adecuadas para cambiar el modelo del sector. Una inversión que según un reciente estudio debe alcanzar el 0,2% del gasto anual de 100.000 millones de euros de la UE.
En este aspecto, un nuevo estudio de Transport & Environment (T&E) señala que el proceso de electrificación del transporte de mercancías por carretera es técnicamente factible siempre y cuando se lleve a cabo inversión adecuada. Y esto pasa porque la inversión en la electrificación del sector alcance la paridad de costes con el Diésel, algo que se puede dar a mediados de esta misma década. Y es que la electrificación directa de camiones es dos veces más eficiente que los modelos de hidrógeno renovable y alrededor de tres veces más eficiente que el uso de motores con combustibles sintéticos.
Björn Nykvist, responsable de este estudio, ha señalado: «La tecnología de las baterías está muy cerca de un umbral que hace que los camiones eléctricos sean viables y económicamente competitivos. Contrariamente a la suposición general de que los camiones eléctricos de batería pesada son demasiado costosos y carecen del rango para descarbonizar de manera realista el transporte por carretera, nuestro informe muestra que, si los camiones eléctricos se pueden cargar rápidamente como pueden hacerlo los turismos, la electrificación es mucho más realista».
Para cumplir con este objetivo, es necesario la construcción de una infraestructura de soporte adecuada, ya que actualmente son casi cero las estaciones de carga específicas para camiones eléctricos. Ante esta situación T&E y la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) han solicitado a la Comisión Europea la instalación de 11.000 puntos de carga para camiones antes de 2025, llegando a 42.000 en el año 2030. Un proyecto que sólo necesita el 0,2% del gasto anual de 100.000 millones de la Unión Europea en infraestructura y en el que se debe priorizar las rutas más transitadas.