La cadena de suministro de mercancías corre riesgo de romperse debido a que muchos transportistas no pueden soportar el coste que suponen los «retornos en vacío», debido a la caída de la actividad económica, por lo que piden ayuda para poder seguir operando un servicio declarado esencial.
A medida que la actividad económica ha ido cayendo, en especial desde la prohibición de todo trabajo no esencial, «encontrar retornos se va complicando«, ha comentado el secretario general adjunto de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), Dulsé Díaz.
Los cargadores tienen que entender que la manera habitual de trabajar «ya no es posible» y que hay que repartir costes «porque las empresas no van a aguantar, van a quebrar», ha advertido.
En el sector hay un alto porcentaje de pymes con flotas de tres o cuatro camiones y un margen de aguante financiero «escaso», ha subrayado Díaz, que ha recordado que mientras el 90 % de los costes se pagan al contado (combustible, sueldo del conductor y letra del camión), el cobro de sus servicios se aplaza meses.
Por ello, «si la mitad del recorrido no tiene contraprestación hay un riesgo altísimo de que la cadena de suministro se rompa y nos quedemos sin camiones que se necesitan«, ha advertido. En su opinión, la solución es que los cargadores tomen conciencia y «paguen por el transporte lo que vale actualmente».
«Si quieren que aguantemos y prestemos servicio tienen que cubrir costes«, ha dicho el representante de CETM y que ha pedido a las principales asociaciones de cargadores (Aecoc, Aeutransmer y Transprime) que insten a sus socios a reconocer la situación.
Desde la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (ASTIC) van más allá y han pedido al Gobierno cambios temporales en la normativa de contratos que permitan «repartir» los perjuicios derivados de la crisis del coronavirus.
«La situación ha cambiado radicalmente. Hay muchos muelles de carga y descarga que no están disponibles y las posibilidades de equilibrar los costes de ida y vuelta han bajado drásticamente«, ha comentado el director general de Astic, Ramón Valdivia, que ha recordado que los grandes contratos se cierran con meses de antelación.
Aunque hay muchos cargadores que están teniendo en cuenta las nuevas circunstancias y se están sentando a renegociar, otros dicen que si no se cumplen los contratos, denunciarán, ha lamentado.
«No se puede obligar a mantener un servicio si supone la ruina y las actuales circunstancias pueden tentar a no hacer viajes y eso rompería el flujo de suministros«, ha advertido el directivo de Astic. Aunque son empresas más grandes, tampoco podrán aguantar mucho porque sus márgenes son muy estrechos y si su flujo de caja cae «no podrán pagar» ni el gasóleo para traer los camiones de vuelta.
LOS CARGADORES SE «PONEN DE PERFIL» Y MIRAN AL GOBIERNO
«Entendemos a los transportistas, pero nosotros también tenemos que hacer frente a extracostes por la actividad, que, en sectores como el textil, supera el 90 %«, ha dicho Nuria Lucaci, secretaria general de Aeutransmer, asociación de usuarios de transporte de mercancías que representa a firmas como El Corte Inglés, Decathlon, Repsol o DHL.
Además, el coste para determinadas rutas ha subido, y, debido a que muchos servicios se han desviado a alimentación, «los cargadores no encontramos transporte para rutas que teníamos cubiertas. Es una situación de mercado tan complicada que no rige nada. Tienes que asumir lo que hay y reestructurarte«, ha defendido Lucaci, que ha recordado que en circunstancias normales, cuando los transportistas calculan el coste de un servicio, ya tienen en cuenta que el 20 % de los camiones se moverán en vacío.
Desde UNO, asociación que agrupa tanto a transportistas como a operadores logísticos, el director general, Rafael Aguilera, ha subrayado que la situación es muy complicada para todos y ha considerado que, por ello, lo mejor sería contar con el apoyo de la Administración mediante el aplazamiento de tasas e impuestos y la posibilidad de aplicar expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor.
«El volumen de carga se ha visto reducido entre el 40 y el 60 %. Esto se traduce en que el precio del transporte se encarece a nivel nacional e internacional, porque desde países como Francia, Italia e incluso China, no se está exportando«, según Aguilera, que reclama también que los propietarios de los centros logísticos apliquen moratorias en el pago de alquileres.
Según datos de UNO, los operadores y transportistas centrados en el negocio entre empresas, conocido como B2B, lo están pasando muy mal por el cese de actividad, mientras que los que tienen más peso en el negocio entre empresas y consumidores (B2C) están aguantando mejor gracias al incremento del comercio electrónico, que ha subido el 20 %.