Decepcionado, no sería la palabra que emplearía para expresar lo que siento. Quizá no haya una palabra, digamos, culta y tengamos que recurrir a aquellas más coloquiales: estoy flipando. Porque no se puede hacer otra cosa ante el sainete que hemos vivido a cuenta del paro del transporte. No se puede más que flipar.
El pasado 4 de junio, tras meses de desaires al sector a cuenta del confinamiento y sus derivadas, el Ministro tuvo la deferencia de reunirse telemáticamente con el Comité Nacional de Transporte, sección de mercancías. Venía de repartir millones entre los de “viajeros” y todo el mundo se esperaba algún gesto por su parte. Sin embargo, le dio al sector en los morros con una “mesa de negociación tripartita” y una vaga promesa de intermediar ante otros Ministerios para conseguir alguna de las reivindicaciones del transporte.
Una vez desconectados los ordenadores, el Sr. Ministro volvió a olvidarse del sector. Pasaron más de dos semanas sin noticias, los miembros del Comité se pusieron nerviosos y se descolgaron con un desplante al Ministro: no acudirían a esa ofertada mesa de negociación con las empresas cargadoras, en tanto que no se produjese una pública enmienda a la medida anunciada de las 44 Tm para los porta-vehículos y se reprochaba la respuesta insultante, fuera de lugar y que hacía rebosar el vaso de la paciencia de este sector dada por el Ministerio de Industria con motivo de la solicitud de modificación de la Orden de medidas especiales para las ITV. Así pues, ante la situación de urgente y grave necesidad por la que atraviesa el sector se veían obligados a convocar un paro para los días 27 y 28 de julio.
A lo visto, lo único cierto de ese comunicado del Comité era eso, que se veían obligados. Porque si no es por obligación, hubieran continuado callados y ya está. No ha tardado mucho en darnos la razón el tiempo. Justo un mes después de la reivindicativa carta, en reunión celebrada en el Ministerio, se alcanza un pacto entre el sector y la Administración para desconvocar el paro. ¿Qué fue de las gotas que colmaron el vaso de la paciencia del sector? ¿Qué fue de la pública enmienda a la medida anunciada de las 44 tm? ¿Qué fue de lo de las ITV? Nunca más se supo.
Pero el colmo es que uno mira los compromisos alcanzados puede concluir que el órdago ha acabado con el Gobierno proclamando con toda solemnidad que van a cumplir la Ley, es decir, contar con el CNTC para un Plan de Impulso al sector, como prevé la LOTT, y las sentencias, es decir, van a pagar el céntimo sanitario como les obligó el Tribunal Supremo, faltaría más. ¿Del resto de lo pedido? La respuesta ha sido la misma que el 4 de junio: siéntense en la mesa de negociación, que ya se encargarán de machacarles los cargadores. El resto, virgencita mía que me quede como estoy: que sí no volverán a modificar los pesos y dimensiones o a implantar el pago por uso de infraestructuras sin consenso del sector, que sí el gasóleo profesional se estudiará, etc. Eso sí, mientras pactaban esto, “colgaban” en la web del Ministerio el Anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible donde se prevé garantizar adecuados mecanismos de financiación para la conservación y mantenimiento del stock de infraestructuras con el que está dotad nuestro país y llevar a cabo, en el marco del debate existente en la Unión Europea, la revisión de la fiscalidad aplicada a las fuentes de energía y medios de transporte. El mensaje lanzado da la impresión de no ser muy coherente. Ya veremos.
De lo único que pueden sacar pecho es del régimen sancionador que se impulsará para los casos de morosidad. Pero mejor ni analizarlo demasiado, porque si te pones a hacerlo, acabas con las piernas temblando. El sector pretendía como ineludible conseguir el pago a 30 días con régimen sancionador. El resultado es que se ha obtenido una promesa de régimen sancionador, que todavía tiene que pasar el trámite parlamentario y veremos en qué resulta, pero renunciando a un plazo de 30 días por uno de 60. Y gracias. Algo es algo. Aunque cuando se lleve a cabo lo acordado en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados, que contempla esa misma medida con carácter general, nos podemos encontrar con que lo que se legisle para los demás sectores sea mejor que lo legislado para el transporte. Porque hay sectores que sí que saben jugar bien sus bazas.
Y en todo esto ¿la situación de urgente y grave necesidad por la que atraviesa el sector en qué queda? Queda como mucho en grave, porque lo que es urgente no parece que sea ya demasiado, dado que las primeras medidas concretas y palpables que no estén ya en marcha no cabe esperarlas hasta el año que viene. El año que viene, si queda alguien, como dijo aquel, que cierre la puerta al salir
A veces uno se pregunta si determinados movimientos que se producen, más que movilizar al sector en la defensa de sus intereses, solo buscan desviar la atención para conseguir lo contrario: desmovilizar. No creo, pero bien que lo parece. En todo caso, el Gobierno ha encontrado el mejor aliado en el CNTC para impulsar la transferencia modal hacia modos más sostenibles, como dicen en el Anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible, ya que si seguimos así no quedará nadie vivo en este sector. El último que cierre la puerta al salir.