El Consejo de Ministros dio luz verde al Real Decreto 284/2021 que actualiza la normativa del Certificado de Aptitud Profesional (CAP). Este cambio en el reglamento realizado a iniciativa del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para construir una formación CAP más flexible, variada y adaptada a las necesidades de los conductores, pero que también corrige algunas deficiencias que incluía la normativa desde 2019 y que están centradas en la exclusión que eximía a los conductores de camiones de basura de tener el permiso CAP.

Uno de los puntos más sorprendentes de la normativa del Certificado de Aptitud Profesional (CAP) aprobada en 2019 es que excluía de la formación CAP a los conductores de camiones de basura, pese a la alta siniestralidad del segmento. Una circunstancia que el Ministerio de Transportes ha decidido corregir para volver a incluir la obligatoriedad de tener el permiso CAP para los conductores profesionales dedicados al pilotaje de camiones de recogida de basura, eliminado este apartado de las actividades de transporte que están exentas de esta certificación.

El transporte de basuras, conocido técnicamente como transporte de residuos domiciliarios, ha estado siempre incluido en la relación de servicios de transporte sujetos a formación CAP, lo que generó una gran sorpresa cuando quedó exento en la modificación del ROTT que se aprobó en 2019. Sin embargo, la alta accidentalidad de este tipo de vehículos debido a su protocolo de trabajo ha llevado a revertir esta situación, movimiento que ha sido aplaudido por los principales actores del sector, como puede ser FENADISMER.

La rectificación del Ministerio de Transportes afectará a aproximadamente a un total de 7.000 trabajadores en toda España, si bien no será el único cambio que afecte al sector. De hecho, el nuevo Decreto también incluye la obligatoriedad de que los camiones de basura vayan equipados con tacógrafo, siempre y cuando estén sujetos a recorridos que superen los 50 kilómetros de distancia desde el centro de explotación. Una circunstancia habitual por la cada vez mayor lejanía de los vertederos respecto a los núcleos urbanos.