La transición ecológica del transporte profesional y de la movilidad general está teniendo una gran influencia en las dinámicas de las ciudades. Las zonas restringidas al tráfico en las grandes urbes europeas cada vez son más grandes y cada vez más ciudades llevan a cabo este tipo de medidas, hasta el punto que según un reciente estudio se ha producido un aumento del 40% en el número de ciudades que cuentan con áreas restringidas al tráfico en los tres últimos años.
El estudio realizado por EIT Urban Mobility, iniciativa del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT) en colaboración con Abertis Mobility Services, certifica que el número de ciudades que han instaurado una zona de bajas emisiones y, por ende, han aplicado algún tipo de restricción al tráfico ha crecido de forma notable. De hecho, en el ejercicio había 228 ciudades en toda Europa que tenían restricciones al tráfico de este perfil, mientras que en 2022 ya se han alcanzado las 320 urbes.
En este sentido, cabe recordar que la nueva Ley del Cambio Climático y Transición Energética que se ha aprobado en España obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a tener una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) implantadas antes de acabar 2023, por lo que es lógico que el número de ciudades crezca. No obstante, medidas de similar perfil se han tomado en otros países de Europa para mejorar la calidad del aire de las ciudades.
En este escenario, el estudio señala que Milán y Barcelona son buenos ejemplos de una clara identificación de los objetivos y medición del impacto de estas Zonas de Bajas Emisiones. Sin embargo, el sector transporte recuerda que las medidas tomadas sin un programa de ayudas para la renovación de la flota de distribución urbana provoca graves problemas de suministro, sobre todo en épocas de máxima demanda en las grandes ciudades.