La decisión unilateral del Gobierno de Alemania de cerrar sus fronteras exteriores para frenar los contagios de las distintas cepas de COVID-19 ha provocado un cambio radical del escenario en el transporte de mercancías por carretera entre República Checa, Eslovaquia y la región del Tirol de Austria con Alemania. Además de los esperados atascos en los puntos fronterizos, la IRU ha informado a través de la Confederación Español de Transporte de Mercancías (CETM) de la aplicación de nuevas medidas de control que afectan a los chóferes profesionales.
Al haber incluido a República Checa, Eslovaquia y la región del Tirol austriaca en el listado de países y regiones de alta incidencia de las nuevas variantes de COVID-19, cualquier chófer que quiera cruzar de República Checa a Alemania deberá presentar un test de COVID-19 negativo. Esta circunstancia se aplica para entrar en Alemania para los transportistas profesionales que viajan desde República Checa y que tengan que entrar a Alemania, tanto si el destino final es una ubicación dentro del país como para un servicio de tránsito hacia un tercer país.
La prueba que exigen las autoridades checas en este nuevo escenario dibujado por Alemania no puede tener una antigüedad superior a las 36 horas, si bien está aceptados tanto test PCR como test de antígenos, siempre que se hayan realizado en laboratorios acreditados. Alemania y la República Checa realizarán controles aleatorios en las fronteras, si bien las autoridades checas han aumentado de forma notable en la región fronteriza los puntos en los que poder realizarse este tipo de test de COVID-19.
La situación se repite en el paso fronterizo de Brennero, en Austria. Allí también se realizarán controles para comprobar que los conductores que quieren entrar en Alemania poseen una prueba negativa de COVID-19. Sin embargo, las posibilidades de hacerse estos test a lo largo de la red de autopistas de Austria son prácticamente nulas por razones de capacidad en las estaciones de prueba y áreas de estacionamiento. A su vez, las autoridades de la región del Tirol han empezado a controlar el tráfico de camiones procedentes de Italia.