La Generalitat de Cataluña ha comenzado a cobrar el impuesto regional a los combustibles fósiles. Este gravamen afecta a 1,4 millones de personas como propietarias de los 1,7 millones de vehículos sujetos a este impuesto que deberá ser pagado antes del lunes 20 de noviembre. Por suerte para el transporte profesional, bastante golpeado ya por el pago de impuestos, los camiones, vehículos de más de 3,5 toneladas de MMA, autocares y vehículos de transporte con más de nueve plazas están exentos del pago.
En esencia, este impuesto, que nació en 2021, sobre los combustibles fósiles está destinado a los turismos y motos, lo que también deja fuera del pago de este gravamen a los ciclomotores y vehículos 100% eléctricos. Con todo, este impuesto crea un precedente complejo y es por ello que el transporte profesional, pese a estar exento casi en su totalidad del pago, mira con preocupación esta imposición de la Generalitat. Además, algunos transportistas, por la naturaleza de sus servicios y vehículos utilizados, sí que deberán pagarlo.
Mientras tanto, la Generalitat de Cataluña planea recaudar en torno de 51 millones de euros en este ejercicio a partir de este impuesto sobre las emisiones de CO2 de los vehículos. Con 1,4 millones de ciudadanos y 1,7 millones de vehículos afectados por este tributo, según los datos del padrón definitivo de vehículos sujetos a este impuesto, la Generalitat ha prometido que todos los fondos recaudados se destinarán completamente al fondo climático y al fondo del patrimonio natural creados por el Ejecutivo regional.
Los contribuyentes pueden consultar sus datos, la cuota a pagar y el plazo de pago en la web de la Generalitat, aunque en esencia el impuesto se aplica a todo coche y motocicleta con unas emisiones oficiales superiores a los 120 g/km de CO2, cifra que aumenta hasta los 160 g/km para furgonetas. Se trata así de un impuesto verde alineado con la fiscalidad ambiental que se promueve desde la Unión Europea y con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030.