La crisis sanitaria y económica por la pandemia de COVID-19 ha llevado al transporte de mercancías por carretera a una situación límite. Desde mediados del pasado mes de marzo, el sector del transporte y la logística se ha enfrentado a una prueba de fuego, un reto gigante y del todo inesperado que ha obligado a los chóferes y otros profesionales a asumir situaciones difíciles a la hora de desarrollar su actividad. Pese a todo, el transporte puede estar muy orgulloso de la labor prestada.
La pandemia de COVID-19 ha dibujado un escenario totalmente nuevo. Pese a que durante los primeros días se produjeron roturas de stock de algunos bienes de primera necesidad y del hogar, la cadena de suministro ha ido adaptándose a la demanda concreta de cada fase de la crisis, incluido la fase dura del confinamiento, las fases de desescalada y la nueva normalidad. De hecho, la cadena agroalimentaria ha respondido con enorme solidez en todo momento, asegurando el suministro de productos a la gran mayoría de la población.
En esta línea, el reciente informe de la consultora LLYC, Fiab y Mercasa, remarca esta posición de fuerza de la cadena de suministro agroalimentaria española durante la crisis. No obstante, el sector ha logrado que la población no haya sufrido desabastecimiento de ningún producto de primera necesidad. El estudio remarca a su vez que esto ha sido posible gracias al amplio y heterogéneo sector agrario del que disfruta España. La potente industria alimentaria del país y la distribución modernizada y eficiente en los mercados mayoristas de alimentación también han sido clave.
Pese a que el confinamiento y las restricciones de movilidad han exigido un esfuerzo extra de coordinación a los productores de fruta y otros productos agrícolas, el sector en general ha mantenido su sólido papel. De hecho, la cadena agroalimentaria española ha asumido durante el periodo álgido de las restricciones de movilidades crecimientos en la demanda del 84,4% en la decimotercera semana del año y de hasta un 236,7% tres semanas más tarde. Sin duda, una clara muestra de la resiliencia del sector en un periodo tan complejo como la pandemia de COVID-19.