La escasez de conductores profesionales en la Unión Europea es cada vez más grave. Todas las medidas tomadas hasta ahora han servido para poner pequeños parches a un problema que no parece tener fácil solución. En este sentido, casi como medida desesperada, la Comisión Europea planea abordar esta escasez de conductores profesionales abriendo el mercado a los chóferes de terceros países. Eso sí, esta medida requiere una cuidad legislación para no caer en prácticas de competencia desleal.

Con esta idea en mente, la Comisión Europea quiere abrir un debate con los Estados miembro y con los grandes representantes del sector del transporte de mercancías por carretera para simplificar el reconocimiento de las licencias para la conducción de vehículos pesados que han sido concedidas por países no pertenecientes a la Unión Europea. La apertura del mercado a estos conductores de terceros países parece la única solución de peso para paliar esta falta de chóferes. Y la opinión al respecto es cada vez más unánime en la Unión Europea.

La Comisión Europea propone que los conductores de terceros países que tengan niveles de cualificación comparables puedan canjear sus permisos de conducción de forma simplificada, ya sea sin examen adicional o después de cumplir con una pequeña formación y superar un pequeño examen armonizado en toda la Unión Europea. El objetivo en cualquier caso es que el acceso al sector del transporte europeo sea accesible, incluso sin el conocimiento profundo de una de las lenguas de los Estados miembro.

De hecho, más allá del canje de permisos o de las pruebas accesorias para obtener un permiso de conducir de un Estado miembro, una de las barreras más grandes para el acceso de chóferes de terceros países al mercado europeo es la barrera idiomática. También se valora incorporar conductores a partir de los 17 años, siendo ya aptos para el transporte profesional a los 18 años y no a los 21 como pasa en la mayoría de los países.