Dos de las amenazas que ponen en jaque el transporte de mercancías por carretera y que pueden dinamitar el modelo del sector son la introducción de los camiones de 44 toneladas y 4,5 metros de altura y la instauración de un peaje global para las autovías que forman la Red de Carreteras de España. Una circunstancia esta última muy preocupante en un escenario en el que la pandemia de COVID-19 ha reducido de manera drástica los ingresos públicos, invitando a que esta sea una vía de financiación para el Estado.

Si bien estas dos medidas estuvieron encima de la mesa con la creación del Plan de Impulso para la cadena de valor de la Industria de la Automoción por parte del Gobierno, su posible aplicación no ha caído en saco roto. De hecho, la presión para que se aplique un peaje general no ha parado de crecer con el objetivo de que las Administraciones obtengan ingresos de allá donde les sea posible, aunque esto suponga atacar de forma frontal al sector del transporte de mercancías por carretera, por mucho que pague impuestos muy por encima de otros sectores.

En esta línea, la Cámara de Concesionarios de Infraestructuras, Equipamientos y Servicios Públicos ha presentado al Gobierno un plan de estímulo para la economía española con una inversión conjunta superior a los 300.000 millones de euros. Dentro de este plan, una de las medidas estrellas pasa por dar forma a un modelo de crecimiento público-privado en la línea marcada por la Agenda 2030. Esto se traduce en la creación de un régimen de concesiones para dar forma a un modelo de pago por uso de las infraestructuras y servicios.

En términos prácticos y en lo que refiere al sector del transporte de mercancías por carretera, este plan implica un modelo de peaje global para las autovías de la Red de Carreteras del Estado. Si bien el proyecto dibuja una situación idílica en la que no se genera un endeudamiento adicional de las administraciones, se consigue una estabilidad presupuestaria y se generan hasta 4,5 millones de trabajo, la realidad es que esta medida supondría un nuevo ‘golpe bajo’ al transporte.