Es tal mi enfado que me he pensado mil veces escribir estas líneas o no, pero de verdad que como no se me pasa, lo expreso.
En un tiempo donde la desgracia de estar padeciendo la humanidad un virus que amenaza directamente la supervivencia de la especie humana, creí que era un tiempo de cumplir cada uno con su obligación, si con su obligación, precisamente esa que a muchos se les había olvidado que la tenían y que algunos como el transporte por carretera nunca lo ha olvidado aunque él haya sido el gran olvidado desde siempre.
Y es aquí donde quiero referirme sin cortapisas de ningún tipo a todos esos empresarios de la distribución, logísticos y operadores que desde hace mucho tiempo, más del que sería de desear se han venido aprovechando de la atomización del transporte por carretera, del que han vivido, viven y esperan vivir, aunque no vean que nada probablemente vaya a ser igual en un futuro no muy lejano.
Digo esto a cuenta de la pobre catadura moral que están demostrando todos estos con la complicidad de los palmeros que ellos mismos han colocado en confederaciones, asociaciones, federaciones y particularmente en el Comité Nacional de Transportes, para seguir protegiendo sus intereses económicos en detrimento de la seguridad de los conductores y empresas de transporte por carretera.
Qué clase de miseria moral se tiene para no exigir algo que resulta tan obvio como es pedir, o mejor exigir por parte del comité nacional de transportes al gobierno, que ya de una puñetera vez se proceda a la prohibición de la carga y descarga de los camiones por parte del conductor, particularmente cuando por parte de esos auténticos explotadores no tienen la decencia que debieran tener particularmente en estos momentos de hacerlo de motu propio, en pos de algo tan básico como es la seguridad de esas personas que lo están dando todo por su deber, deber que además permite que ellos puedan subsistir.
No son héroes, ni lo quieren, son gente y la gente son personas que saben cuál es su obligación, y por eso están ahí, pero que tienen corazón y memoria para cuando esto pase, que antes o después pasará.
Ahora bien, alguien, incluidos todos estos debieran de pensar que de seguir con estas malas formas, con las estúpidas normas dictadas por los distintos gobiernos de la UE, incluido el nuestro, y con la burocracia que se está aplicando al transporte, cuando lo lógico sería su flexibilidad, y todo esto sin darle nada a cambio, ni facilitarle lo más básico, el transporte por carretera puede decidir #QUEDARSEENCASA, y entonces qué.