La escasez de conductores profesionales de camión es un mal endémico en el transporte de mercancías por carretera casi de cualquier país. Dentro de las potencias europeas, Reino Unido tras el ‘Brexit’ es una de las naciones más afectadas por este problema, aunque Alemania no se queda atrás. De hecho, Alemania a través del Ministerio Federal de Transporte está llevando a cabo el procedimiento necesario para que los permisos de conducir que ostentan los chóferes profesionales de Albania, Moldavia, Kosovo y Ucrania sean reconocidos en territorio alemán.
Oliver Luksic, secretario de Estado parlamentario, ha sido el encargado de anunciar el trámite que permitirá reconocer las licencias de conducir y certificados de competencia de Albania, Moldavia, Kosovo y Ucrania, algo que en el caso de Ucrania se ha hecho por vía directa y en el resto de países se ha realizado a partir de los acuerdos bilaterales firmados con estas naciones. Con estas medidas se asegura la integración de los profesionales de la conducción de estos países y se fortalece la inmigración de trabajadores calificados.
A pesar de las palabras del responsable alemán, está claro que esta medida tiene un claro objetivo, aliviar la grave escasez de conductores profesionales que vive Alemania. De hecho, no se trata simplemente de reconocer estos certificados y permisos, ya que una medida así afecta en parte a la legislación europea, por lo que su puesta en marcha queda supeditada a las conversaciones entre la Comisión de la Unión Europea y los representantes políticos del país germano.
Sea como fuere, la situación del transporte de mercancías por carretera de Alemania necesita una profunda revisión, entre otras cosas porque un reciente estudio estima que el país tiene un déficit de entre 60.000 y 80.000 conductores de camión ante la creciente demanda del sector del transporte de mercancías por carretera. Cifras que incluso se quedan cortas si se tiene en cuenta no sólo este colectivo y sí el sector del transporte y la logística en general, todo en un escenario en la que miles de conductores ucranianos sí trabajan para empresas polacas y lituanas.