Circular por Francia desde el pasado viernes ha sido una tarea casi imposible para todos los transportistas profesionales que han osado intentarlo. Más de 17.500 agricultores con 8.500 tractores cumplieron su amenaza de dibujar un ‘viernes negro’ con el fin de protestar contra las nuevas políticas medioambientales, tributarias y sociales del Gobierno de Francia y de la Unión Europea. Durante el ‘viernes negro’ hubo hasta 189 puntos de bloqueo en la red viaria francesa y los incidentes se han reproducido durante el fin de semana.
Los agricultores han demostrado que van muy en serio y poco les importa el sector transporte. El pasado viernes 26 de enero, declarado por los organizadores de estas manifestaciones como ‘viernes negro’, los miles de agricultores y tractores que están llevando a cabo estas protestas fijaron hasta 189 puntos de bloqueo en las carreteras francesas. Algunos de estos bloqueos provocaron demoras que superaron las 24 horas, afectando a los más de 20.000 transportistas que cruzan diariamente la frontera entre España y Francia.
Los transportistas españoles se han visto atrapados en un embudo generado por estas manifestaciones, sin importar si cruzaban la frontera por La Junquera -11.000 camiones diarios- o por Irún -10.000 camiones-. Los bloqueos y las marchas lentas de tractores han sido una constante, algo que ha llevado al Ministerio del Interior francés a acordar la suspensión provisional de las restricciones a la circulación de camiones durante todo el fin de semana con el fin de intentar descongestionar el transporte profesional.
El problema es que los bloqueos y marchas lentas, con la inexistente actuación de los agentes de la Gendarmería, es casi la punta del iceberg, ya que cada vez se están registrando un mayor número de ataques directos contra camiones españoles y de otros países que terminan vacíos, con toda la carga esparcida por la carretera. Acciones que se están viendo sobre todo en los accesos a polígonos industriales y logísticos, así como otros enclaves críticos para el sector. Se estima que las pérdidas diarias del transporte llegan a los 10 millones de euros.