Un reciente estudio de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) cifra en 60.000 los camiones de hidrógeno que estarán en circulación en 2030. Ante esta previsión, la ACEA señala la necesidad de incrementar drásticamente los puntos de repostaje para los vehículos industriales con trenes motrices basados en la tecnología de pila de combustible de hidrógeno. Un proyecto gigantesco en el que el papel de la Unión Europea y de los propios Estados miembro es clave para cubrir las necesidades de repostaje de este tipo de vehículos.
Los datos recogidos en este informe de la ACEA indican que se están dando los primeros pasos en la comercialización de vehículos eléctricos de pila de combustible de hidrógeno, por lo que a mediados de la década ya habrá un notable parque de vehículos industriales con este tipo de tecnología. Ante el crecimiento de este tipo de vehículos que se producirá en la segunda mitad de la década, ACEA espera que 60.000 camiones de hidrógeno estén en funcionamiento en 2030, lo que obliga a ampliar el número de estaciones de repostaje de hidrógeno en los 27 Estados miembro de la Unión Europea, así como en Reino Unido.
Uno de los problemas es que los vehículos pesados con pila de combustible de hidrógeno no pueden utilizar la infraestructura existente para automóviles de turismo, por su demanda de energía. Esto provoca que la infraestructura necesaria e indispensable para el repostaje de camiones de hidrógeno sea prácticamente nula en la actualidad. Una situación que debe ser atajada por los Estados miembro si quieren cumplir con los objetivos de emisiones fijados para 2030 y 2050 a partir de la revisión de la Directiva sobre Infraestructuras de Combustibles Alternativos (AFID).
Cabe recordar en este aspecto que la AFID señala que la Unión Europea debe fijar el objetivo común de alcanzar las 300 estaciones de repostajes de hidrógeno para camiones antes de 2025 y tener más de 1.000 estaciones de repostaje en 2030. En esta línea, se señala que debería haber disponible una estación de repostaje de hidrógeno cada 200 kilómetros a lo largo de la red principal de carreteras europea, con capacidad diaria de al menos seis toneladas de H2 y con un mínimo de dos surtidores por estación.