La demora en la llegada de ayudas para la descarbonización, el aumento de la competencia, junto con el encarecimiento de los peajes y el combustible, agravan la situación de las empresas de transporte.
«La actividad logística ha crecido, pero el transporte ha estado algo paralizado», señala Carmelo González, presidente del Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) y de la Federación de Empresas de Transporte de Zaragoza (Fetraz). Aunque aún no se dispone de datos definitivos del año, González advierte que el sector en Aragón enfrenta grandes dificultades: «Las ayudas para la descarbonización no llegan, las empresas siguen esperando las correspondientes a 2022, falta mano de obra, especialmente conductores, y además, las infraestructuras han fallado, con la conexión con Francia cortada durante cuatro meses». Estos problemas han generado, según explica, «altibajos significativos en la actividad».
Respecto a las previsiones para 2025, González alerta sobre los incrementos en los peajes y el precio del petróleo, cuya evolución es incierta. Aunque en Aragón se han anunciado numerosas inversiones, el panorama para los transportistas es complicado, debido a la desaceleración económica de Francia y Alemania, principales destinos de exportación, y a la transición en el sector de la automoción, que enfrenta años de baja producción.
«En diciembre, la inversión en vehículos pesados cayó un 15% debido a la incertidumbre sobre qué tipo de camión adquirir», señala el presidente del CNTC, quien reclama más apoyo para el sector. «Al igual que existe un Perte para turismos, debería haber otro para vehículos industriales», afirma. También insiste en la necesidad de construir los seis aparcamientos seguros comprometidos por el Gobierno de Aragón para reducir los robos a transportistas, que están en aumento. Para abordar estas cuestiones, tiene prevista una reunión con el consejero de Fomento, Vivienda, Logística y Cohesión Territorial, Octavio López, y el nuevo director general de Transportes, David Sánchez.
José Antonio Moliner, presidente de Tradime, advierte que muchas pequeñas y medianas empresas del sector están en una situación crítica. «No se cobra lo que se debería cobrar. Los precios tendrían que subir al menos un 10%, pero seguimos igual», afirma.
Pese a los desafíos, Fetraz señala que el transporte en general no tuvo un mal desempeño el año pasado, aunque los resultados varían según el subsector. Las empresas dedicadas al transporte de coches o piezas para fábricas redujeron su actividad, mientras que los transportistas de petróleo, gas, productos industriales y químicos experimentaron estabilidad o crecimiento. Sin embargo, las flotas que trasladan alimentos, productos de gran consumo y paquetería registraron una ligera caída.
En 2024, las matriculaciones de vehículos pesados aumentaron un 12% respecto al año anterior, aunque en diciembre las ventas cayeron debido, en parte, a la falta de conductores para cubrir la demanda.
De cara a 2025, el sector enfrenta múltiples incertidumbres: peajes más elevados y gravosos por las emisiones de CO₂, fluctuaciones en el precio del petróleo, y aumentos en los costes laborales, de seguros, camiones y neumáticos. Además, persisten las preocupaciones por los constantes cambios normativos, como la reducción de jornada en España, y los retos energéticos derivados del impulso de la UE a combustibles renovables que, según Fetraz, son inviables técnicamente en el corto plazo para el transporte pesado.