El sector del transporte de mercancías por carretera lleva tiempo reclamando dos cuestiones clave para afrontar el desafío que supone la transición ecológica de la actividad. La primera es un mayor volumen de ayudas públicas para lograr la descarbonización del sector con garantías y sin dejar nadie atrás. La segunda una libertad tecnológica suficiente para valorar las distintas opciones que pueda haber sin limitar la reducción de emisiones de CO2 a la electrificación de los vehículos. Ambas cuestiones, vuelven a estar encima de la mesa.
Con motivo del primer Foro ANFAC del Vehículo Pesado y Autobús celebrado el mes pasado se han discutido distintas cuestiones en torno a la descarbonización del transporte, haciendo especial hincapié en la clara necesidad de impulsar una transición sostenible, ayudando al sector transporte en esta difícil transición acompañando a las empresas con financiación y asesoramiento. Para ello no se debe deseñar ninguna tecnología, ya que cada una tiene su propia aplicación en el transporte de mercancías y viajeros de corta, media y larga distancia.
En lo referente al transporte de mercancías por carretera, Carmelo González como presidente del Comité Nacional del Transporte por Carretera y vicepresidente de CETM refirió que «el éxito de las descarbonización en el transporte de mercancías por carretera debe residir en que su puesta en marcha se haga con la flexibilidad suficiente para no poner en riesgo la prestación de los servicios de transporte, dotando el proceso de las ayudas necesarias y fijando unos plazos de tiempo justos y adecuados, acorde a la realidad del sector y no al calendario exclusivamente».
Desde el sector transporte también reclaman que la descarbonización debe ir acompañada de una red de carga y recarga adecuada para cada tipo de tecnología. La movilidad eléctrica, el hidrógeno o cualquier otra tecnología no será una realidad para el transporte pesados si no viene acompañada por una infraestructura de recarga para camiones y autobuses adecuada. Sólo así se conseguirá que la transición ecológica de la actividad sea adecuada y responda a las necesidades de los propios actores del sector transporte y de sus clientes.