El sector del transporte de mercancías por carretera en España y Portugal ha seguido una clara tendencia al alza desde el fin de la pandemia, incluso si ha tenido que soportar los efectos de la Guerra de Ucrania, el descontrolado aumento del precio del Diésel o la inflación, con el desmesurado aumento de los costes operativos en un escenario de débil demanda. En 2022 la cifra de negocio del sector en la península Ibérica fue de 20.150 millones de euros, un 8,6% más que en el anterior ejercicio.
Si bien los datos todavía no están consolidados, se estima que el volumen de negocio durante el ejercicio 2023 para el transporte de mercancías por carretera de España y Portugal ha sido de aproximadamente 21.000 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 4% respecto a 2023. Un aumento contenido en gran medida por la pérdida de dinamismo en la actividad económica y la incertidumbre de los mercados a escala nacional e internacional, tendencias que se espera que se mantengan en 2024.
Pese a las diferencias entre los dos ejercicios citados, el sector del transporte español tiene una estructura y dinámica muy claras. En torno al 60% de las empresas españoles cuentan con un solo vehículo, siendo profesionales autónomos los que desarrollan la actividad. De hecho, el 86% de las compañías tienen cinco o menos camiones y sólo el 2,6% de las empresas tienen una flota que supera los 20 vehículos. Una gran atomización del sector que no tiene visos de cambiar a corto plazo.
De hecho y a pesar del progresivo incremento del grado de concentración de la oferta, entre otras cosas por las adquisiciones que están llevando a cabo grandes grupos de transporte y operadores logísticos de compañías de menor tamaño, el transporte de mercancías está y seguirá estando atomizado. De igual forma, las empresas españolas priorizan el transporte nacional (78%) sobre el internacional (22%), dibujando un escenario muy distinto al de nuestro vecino, ya que en Portugal más del 50% del volumen de negocio está asociado al transporte internacional.