La lenta previsión de crecimiento de la economía mundial, la situación geopolítica y los retos macroeconómicos de las principales potencias dibujan un escenario de incertidumbres para el sector del transporte de mercancías por carretera en particular y para el mercado mundial del transporte mundial en general. De hecho, las previsiones es que las tasas de crecimiento del transporte también se verán reducida sobre las previsiones iniciales ante un ejercicio 2024 y 2025 donde la actividad se verá sometida a distintas presiones.
El último estudio sobre el mercado del transporte y la logística de la consultora Transport Intelligence (Ti) recorta las previsiones de crecimiento para el transporte marítimo y aéreo, lo que terminará por afectar también al sector del transporte de mercancías por carretera. Un escenario en el que mucho tiene que ver la inflación, ya que en la mayoría de las grandes potencias económicas sus valores no se ajustarán al menos hasta 2025, lo que al final pesará sobre el gasto de los consumidores.
Para entender estos datos hay que tener en cuenta en primer término la cifras de 2023, ya que el mercado mundial de transitarios ha disminuido en términos reales un 5% con un alcance de mercado de 352.698 millones de euros. La debilidad del transporte marítimo y del transporte aéreo ya son una realidad y eso ha provocado un efecto dominó sobre el resto de modalidades de transporte. Con una baja demanda, una economía ralentizada y una inestabilidad acuciante, los datos ni siquiera son positivos en los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
La ralentización del comercio vista en el primer semestre de 2023 ha afectado al transporte de mercancías por carretera de un gran número de economías, dibujando además una relación de existencias y ventas en muchos sectores comerciales que no permiten que 2024 arranque con fuerza al no necesitar una reposición de inventarios y existencias a corto plazo. Esto incidirá en la ralentización del crecimiento mundial hasta el 0,3%, todo en un escenario en al menos los temores por una recesión han menguado ante la caída de la inflación. Eso sí, no cabe esperar un repunte espectacular en la demanda del transporte.