Los sistemas de peajes para vehículos pesados (HGV) en Europa se han fijado históricamente a partir de los costos de mantenimiento de la infraestructura y en la distancia recorrida. Un modelo obsoleto a ojos de la Unión Europea que con la última ampliación de la Directiva de la Euroviñeta fija otros parámetros a tener en cuenta como las emisiones de gases contaminantes. Una cuestión que obliga a una profunda revisión de los modelos de peajes de los países de Europa Central y Europa del Este.

Los ejemplos son múltiples. En Alemania, los peajes se aplican a los camiones de más de 7,5 toneladas en todas las autopistas y carreteras federales. En Austria se aplica este método, si bien existe diferenciación horaria. En Bélgica se han dividido los peajes según sus regiones o provincias, mientras que en Europa del Este se aplican modelos similares. En todo caso, ninguno de estos sistemas de pago por uso tenía en cuenta las emisiones y el volumen de contaminación de cada vehículo.

Aunque desde 2013 ya se pueden incluir variaciones en el precio de los peajes por el nivel de contaminación, los países han sido reacios a subir el importe por este motivo para evitar que el transporte local sufriera distorsiones y pérdidas de competitividad respecto al transporte de los países vecinos. Por esta razón, la Directiva europea de la Euroviñeta ampliada ha recibido luz verde y a partir del 25 de marzo de 2024 las tarifas de peaje deberán diferenciarse de forma obligatoria según las emisiones de CO2 de los vehículos.

Esto obliga a los países que aplican un sistema de pago basado en la distancia a modificar su sistema de peajes. Alemania, Polonia, Bélgica, Austria, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia o Bulgaria son algunos de los países que deberán afrontar este cambio, aunque con los peajes en manos del Gobierno no debería ser complicado. Respecto al precio actual, se espera que en la mayoría de los casos los precios sean menores para los camiones más limpios y superiores para los camiones más contaminantes.