Los efectos de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19 todavía se dejan ver y notar en la cadena de suministro global, por mucho que en Europa y Estados Unidos se viva una situación de cierta normalidad. La situación de los mercados asiáticos y de la economía a nivel global dibuja un escenario en el que los altos directivos logísticos pronostican un 2023 de recesión y de altos costes en la cadena de suministro. Una circunstancia marcada por la propia volatilidad de los mercados.
Casi un 70% de los directivos del ámbito logístico a escala global aseguran estar preparándose para hacer frente a una más que posible recesión este año dentro de un contexto de costes logísticos más altos, una menor demanda y nuevas disrupciones en las cadenas de suministro. El panorama económico para este ejercicio sigue marcado, según el estudio, por el impacto de la pandemia en China, la invasión rusa de Ucrania y el impacto de cambio climático, con especial incidencia del conflicto bélico en Europa.
En este sentido, los profesionales logísticos señalan que sus costes de transporte, de servicios logísticos y de almacenamiento se mantienen muy por encima de los niveles previos a los que se registraron antes de la pandemia. En esta misma línea, tres años después del inicio de la crisis sanitaria, sus efectos se dejan sentir todavía en el funcionamiento de las cadenas de suministro internacionales, si bien se ha reducido la congestión que ha afectado a la operativa habitual en algunos de los principales puertos del planeta.
Así pues, las empresas siguen percibiendo en su actividad los altos costes de la energía, la falta de profesionales y la espiral inflacionista, lo que se traduce en volatilidad en las cadenas de suministro, con efectos también sobre una reducción de las inversiones empresariales y de las contrataciones laborales. Con todo, la sostenibilidad se abre camino en este escenario tan complejo y un 53% de las empresas se han comprometido en reducir sus emisiones hasta lograr la neutralidad.