El sector del transporte de mercancías por carretera atraviesa una situación compleja y no sólo por la actual crisis económica o por la escasez de conductores. El transporte internacional cada vez tiene más problemas para renovar su flota de camiones, con plazos de entrega por parte de las marcas cada vez más largos. Además, la situación actual de inflación y la escasez de ciertos componentes hace que el precio de los nuevos vehículos se esté disparando, lo que resta competitividad a las empresas.
Astic ha puesto la voz de alerta sobre esta situación, ya que las empresas están encontrando enormes dificultades para renovar sus flotas de camiones. Los plazos de entrega por parte de los fabricantes superan en muchos casos los doce meses y los precios de los vehículos son un 50% superiores a los que había en 2020. Una situación que está afectando ya de manera severa a la habitual dinámica de renovación de vehículos, dañando los objetivos de eficiencia y sostenibilidad.
Ramon Valdivia, vicepresidente ejecutivo de Astic, así lo ha explicado: «La situación actual, además de afectar a la eficiencia operativa de cara a los cargadores y exportadores, daña de manera severa el compromiso de nuestras empresas con la sostenibilidad del transporte. Esta situación no tardará en provocar tensiones muy acusadas en los precios para combatir la erosión que están sufriendo las empresas en sus cuentas. Los plazos fijados por contrato son cada vez más largos y superan con frecuencia el año y los precios son entre un 30 y un 50% más caros«.
Según los registros de Astic, el precio de una cabeza tractora de tipo medio ha aumentado de los 85.000 – 100.000 euros que podía valer en octubre de 2020 a precios por encima de los 130.000 euros. Un salvaje aumento de precios que también se puede comprobar en el valor de los remolques, ya sean de carga general, frigoríficos o tipo cisterna. En este caso el aumento de precio va desde los 8.000 hasta los 30.000 euros según la tipología del remolque o semirremolque.