María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ha abierto la posibilidad de una rebaja fiscal de carácter temporal para los carburantes con el fin de abaratar el precio del Diésel en el contexto actual. Sin embargo, la ministra se ha mostrado cautelosa y ha confirmado que una medida de este calado no se puede tomar hasta que exista el necesario consenso social y político. Mientras tanto, el sector del transporte de mercancías por carretera agoniza ante la falta de movimientos reales por parte del Gobierno.
La reciente Conferencia de Presidentes de las Comunidades Autónomas ha servido para llegar a la conclusión de que el Gobierno central debe adoptar medidas que puedan suponer un necesario alivio en la factura de los suministros básicos como la luz, el gas y el combustible. En el caso del Diésel, una reducción de su precio permitirá al sector del transporte de mercancías por carretera coger aire ante una situación insostenible. Medida que debe llegar ya, en forma de rebajas fiscales para amortiguar el impacto del aumento del precio del Diésel.
En el caso del combustible, tanto el Diésel como la gasolina están gravados por dos impuestos. El primero es el IVA y es del 21%, mientras que el segundo es el Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos que en el caso del Diésel es de 38 céntimos por litro, mientras que en la gasolina es de 47 céntimos. Bajar el IVA al 10% está vetado por la Unión Europea, aunque existen negociaciones para adoptar una medida provisional de estas características.
Si el Diésel y la gasolina pasan a tener le IVA reducido, del 10% en el caso de España, el precio del litro de gasóleo podría bajar en torno a 15 céntimos cogiendo como base su precio actual. Además, el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos del Diésel es según la normativa europea de 32 céntimos por litro como valor mínimo. Esto ofrece un margen de 6 céntimos adicionales respecto al impuesto actual que el Gobierno podría rebajar, límite que podría verse ampliado si la Unión Europa decide tomar medidas más drásticas.