El Gobierno ha aprobado esta semana, mediante Real Decreto, la línea de ayudas impulsada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para la renovación de la flota de vehículos de transporte pesados. Con un valor de 400 millones de euros y un paquete inicial de 174 millones, esta línea de ayudas ha sido diseñada para la transformación de las flotas de transporte de mercancías y viajeros, pero inexplicablemente deja fuera de las subvenciones la compra de camiones a gas, sólo siendo válida para la compra de camiones eléctricos o de hidrógeno.
El sector del transporte de mercancías por carretera se ha encontrado una nueva sorpresa en su maltrecha relación con el Gobierno. Incluso cuando la Administración parece tender la mano al sector, acaba olvidándose de la situación de la misma. De hecho, el Real Decreto que aprueba la línea de ayudas para la transformación de la flota de transporte y fomenta el uso de camiones y otros vehículos que utilicen energías alternativas, reduciendo las emisiones contaminantes y favoreciendo la descarbonización, parece redactado para un escenario ‘futurista’ y poco real.
Esta línea de ayudas dirigida a empresas y autónomos y gestionada de forma directa por las Comunidades Autónomas, no contempla ciertos casos que a juicio del sector transporte deberían estar recogidos. Así, serán actuaciones subvencionables la compra de vehículos que estén propulsados por energías alternativas y el achatarramiento de vehículos antiguos, así como la transformación de camiones y autobuses con motores Diésel en vehículos que utilicen otro tipo de energía y la adquisición de semirremolques para el transporte intermodal.
Por el contrario, no están contempladas en esta línea de ayudas la adquisición de camiones Diésel de última generación o propulsados por GNL o GNC, a diferencia de otros países de la Unión Europea, aunque sí permite la compra de autobuses propulsados por gas. En esta línea, sorprende que la tabla de cuantías establecidas para el achatarramiento de vehículos anteriores al 1 de enero de 2019 con autorización de transporte con dos años de antigüedad no refleje una ayuda mayor para la eliminación de los vehículos más contaminantes.
Con todo, quizá lo más sangrante de la línea de ayudas es el apartado destinado a la compra y adquisición de vehículos nuevos menos contaminantes propulsados con energías alternativas bajas en carbono o cero emisiones. La cuantía de las subvenciones se calcula en función de la categoría del vehículo y la tecnología de motorización, dibujando ayudas para un escenario que no existe todavía en el mercado como es el caso de los camiones propulsados por hidrógeno.