El transporte de mercancías por carretera está harto, pero quiere hacer las cosas bien. Y esto que puede sonar a perogrullada es la premisa que sustente el paro patronal entre los días 20 y 22 de diciembre. El sector tiene claro que las protestas no deben ser una guerra frontal contra el Ejecutivo que salpique a los ciudadanos con el corte de carreteras o cualquier otro acto que al final ensombrezca los motivos de la protesta. Eso sí, las organizaciones de transporte advierten que se valora alargar las jornadas de paros si no se atiende a las reivindicaciones propuestas.

A modo de resumen de la postura del sector, la postura que ha evidenciado la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) a través de su secretario general adjunto. Una postura que pasa por presionar al Ejecutivo por negociar, pero no a costa de cortar carreteras. Sin embargo, si las reivindicaciones del sector no son atendidas, «el tiempo de parar es infinito». Por el momento, el parón pasa por cancelar jornadas de trabajo, teniendo en cuenta las fechas señaladas en las que se produce esta situación.

Juan José Gil, secretario general de FENADISMER, ha señalado al respecto: «Nosotros no vamos a hacer marchas lentas por las carreteras como en Francia porque ese no es nuestro objetivo, pero tampoco nos vamos a quedar parados. Si no se cumple lo que venimos pidiendo durante largo tiempo, las organizaciones veremos hasta dónde llegamos. De momento sólo hemos previsto tres días de parón patronal, pero este movimiento puede desembocar en paros de larga duración«.

Al final, lo cierto es que no se trata de una huelga como tal, sino de un paro convocado por las patronales. Desde Comisiones Obreras (CC.OO.) aseguran respetar las reivindicaciones de los empresarios, aunque son partidarios de que la problemática del sector se aborde contando con ellos. Sin embargo, no dudan en cargar tintas contra la patronal asegurando de favorecer las condiciones precarias del sector. Sea como fuere, el sector se prepara para un parón similar al que hubo en 2008. Entonces fueron cinco jornadas de protestas con desabastecimiento de plantas de automóviles y grandes centros de distribución de alimentos.