Pedro Sánchez ha aprovechado el marco del Automobile de Barcelona para anunciar un plan de impulso para la electrificación de las flotas de vehículos de grandes empresas. Esta línea de ayudas tendrá un presupuesto de 50 millones de euros y ha sido uno de los temas tratados por el presidente del Gobierno con la Junta Directiva de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Durante esta reunión también se ha debatido sobre la crisis provocada por la pandemia de COVID-19 y por la escasez de microchips.
Aunque a corto plazo los problemas más graves para el transporte de mercancías por carretera pasan por los efectos de la pandemia de COVID-19 y los graves estragos que está provocando la escasez de microchips en la producción de nuevos vehículos, los responsables de Anfac han puesto de manifiesto la necesidad de dar un mayor impulso a la electromovilidad, sobre todo desde el punto de vista de las infraestructuras. Un guante que ha recogido Pedro Sánchez con el anuncio de la puesta en marcha y aprobación de distintas medidas.
Entre las mismas destaca la creación y activación de un órgano de seguimiento y gobernanza que permita monitorizar el despliegue de puntos de carga eléctrica para vehículos, así como el citado plan de impulso de la electrificación para las flotas de las grandes empresas. Con un presupuesto de 50 millones de euros, el gobierno socialista quiere dar el primer paso en un proceso complejo, pero a la vez necesario para estar en línea con los objetivos de transición energética de la Unión Europea.
Por su parte, la puesta en marcha de este órgano de gobernanza responde directamente a una de las peticiones de Anfac, ya que se antoja fundamental tener un referente que permita llevar a cabo una coordinación y supervisión efectiva del desarrollo de infraestructuras de recarga de acceso público en el número, capilaridad y calidad adecuada. El objetivo es alcanzar 340.000 puntos de recarga para 2030 y poder abastecer así a cinco millones de vehículos electrificados.