El Paquete de Movilidad de la Unión Europea lleva vigente poco más de un año. Durante este tiempo, el reglamento ha polarizado el sector del transporte de mercancías por carretera, ya que la nueva realidad que dibuja ha dividido la opinión. Mientras que las grandes potencias económicas del continente aplauden las medidas del texto, los países de Europa del Este han emprendido una cruzada contra la normativa, más concretamente contra la obligatoriedad del retorno de conductores y camiones al país de origen y los nuevos requisitos de cabotaje.
Dentro de este escenario, los países de Europa del Este han ganado la primera batalla al lograr poner en marcha un estudio que analiza las consecuencias económicas y medioambientales de las nuevas obligaciones del Paquete de Movilidad. El argumento usado es que las obligaciones de vuelta a casa de los conductores profesionales y de los camiones incrementará los viajes, los kilómetros recorridos y por ende las emisiones y los costes. Esto suma trabas fronterizas a la ecuación y al final, un aumento de los precios.
En esta línea, un reciente informe elaborado por Transport Intelligence señala que la nueva normativa implicará un aumento en los tiempos de espera en los pasos fronterizos y en última instancia un incremento de los costes de los servicios de transporte. Según los datos de este estudio, el número de viajes para 2023 podría incrementarse en un volumen de 1,9 millones, lo que supone un aumento del 2% en los viajes internacionales de mercancías. Un aumento derivado en gran parte del retorno de transportistas y de camiones a sus países de origen en los plazos fijados.
De igual forma, el incremento de kilómetros recorridos será de 2.500 millones de kilómetros para 2023, lo que supone un aumento del 4,8% en la distancia a recorrer por los vehículos de carga por carretera a nivel internacional. Unos datos que derivan principalmente de los viajes de larga distancia que deberán asumir los transportistas para el retorno de los camiones a sus bases operativas en Europa del Este cada ocho semanas. En términos medioambientales, el crecimiento de las emisiones de CO2 se cifran en 2,9 millones de toneladas, un 4,6% más.