Los efectos de la pandemia de COVID-19 todavía perduran a nivel global, sobre todo en lo que respecta al transporte y comercio internacional. El enorme peso que tienen los productores, empresas y operadores asiáticos en la cadena de suministro mundial provoca que cualquier incidencia que surja en esta región afecte a todo el planeta. Y eso a la postre se traduce en una notable reducción de la disponibilidad de barcos en ruta entre Asia, Europa y América. Por otro lado, los puertos asumen cargas de trabajo inusuales.
Los puertos intermedios, puntos del todo estratégicos dentro del actual modelo el transporte internacional, están colapsados por el irregular tráfico de buques. Esto afecta al transporte de mercancías por carretera y ferrocarril a nivel continental -Europa- y en última instancia dilata los tiempos y prolonga la espera para el abastecimiento de ciertos productos. En general, esta situación dilata la extensión y duración de los servicios de transporte desde su origen hasta que entran en el reparto de última milla.
Los retrasos en los puertos intermedios afectan a gran escala en la operativa de la industria y la cadena de suministro a miles de kilómetros, aunque todavía es más preocupante la falta de determinados componentes que se vive desde los primeros meses de la pandemia. En este aspecto, el desabastecimiento a nivel mundial de microchips está paralizando gran parte de la industria europea, sobre todo la industria referente a la automoción. Sus efectos son cada vez más graves y la producción de vehículos en España ya se ha visto alterada.
De hecho, Stellantis ha tenido que suspender de forma temporal el turno de fin de semana de producción de furgonetas y monovolúmenes en su factoría de Vigo ante el desabastecimiento mundial de microchips, situación que se alarga durante varios meses y que cada vez se antoja más insostenible. Una decisión que deja sin trabajo a unas 700 personas que, ahora, no tienen fecha prevista de regreso a su empleo. Un reflejo más del efecto dominó que se produce en el momento en el que algo no marcha bien en la cadena de suministro asiática.